7. El acercamiento.

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Pov-Blake

—Hola hermosa—. Dijo el chico parándose frente a la puerta por décima vez en él día.

—Ya te dije que no me llames así—. Respondí irritada.

—¿Por qué no? ¿Prefieres que te diga Blake Joe?—. Preguntó.

—Vamos Spencer, quítate de la puerta—. Regañé.

—Pensé que ya me habías perdonado, llevas dos días ignorándome—.

—Por algo es ¿No crees?—.

—Oh vamos Blake Joe, ya sabes que no era mi intención irme con Izzy. Ya no pasará más. Yo se que ese abrazo significó algo para ti—.

—Ya déjame en paz—.

—Eres muy mala conmigo, te prometo que te lo voy a recompensar. Ya me has tratado muy mal—.

—Bueno, ¿Cómo me lo piensas recuperar, ah?—.

—Mira te propongo un trato. Debes pasar el descanso conmigo, en la hora de almuerzo. Tengo exactamente 60 minutos para hacer que me perdones, solo me debes acompañar ¿Bueno?

—Está bien—.

—Bueno, nos vemos Blake Joe—. Dijo él finalmente dejándome pasar.

—Señorita Blake, necesita ir a la oficina a buscar un pase. Esta tarde de nuevo—. Dijo mi profesora al segundo que pase la puerta.

—Ugh—.

Definitivamente no podía perdonarlo. Ahora estoy tarde por su culpa. Siempre causando problemas. Aunque por alguna razón no quería alejarme. Ese chico me hace la vida interesante. Baje las escaleras para poder llegar a la oficina. La secretaria estaba ocupada por lo que me tocó tomar asiento afuera. Había un asiento para tres personas. Que bueno que estaba yo sola, quizás descansaría un rato. La secretaría siempre estaba ocupada y sabía que no me atendería pronto entonces por qué no cerrar los ojos un rato. Cerrar los ojos se convirtió en una siesta. Claro, hasta que sentí una presencia a mi lado.

Abrí los ojos muy despacio. Nada interrumpiría mi magnífico sueño. Al voltear vi unos ojos oscuros mirándome fijamente, con esa cara seria que lo caracterizaba. Claro, cómo si mi situación pudiera estar peor, Sean Rogers acababa de encontrarme durmiendo afuera de la oficina.

—¿Qué tanto miras?— Solté de la nada. No entiendo de donde sale esta valentía tan repentina.

—Tch—. Soltó.

—¿Qué?—. Pregunté a causa de su silencio. Su mirada aún no se apartaba de mi.

—¿Qué de qué?—. Respondió en tono neutro. Este chico es estresante.

—Olvidalo—.

—¿En serio eres capaz de dormir afuera de una oficina? ¿Acaso no duermes en tu casa?— Soltó él en un tono burlón. No lo suficiente como para borrar su cara de poker.

—No te importa—. Dije seriamente mientras volteaba hacía el otro lado.

—¿Recuperaste tu gorra?—. Preguntó intrigado.

—¿A qué te refieres?—. Cuestioné.

—Spencer la tenía el otro día, ¿La recuperaste?—. Dijo él con una cara de enojo más que de seriedad. ¿Acaso estaba interesado en el tema?

—Oh, eso. En realidad yo se la dí—. Mentí. Debía provocarlo. No hay nada mejor que Sean celoso.

—¿No te la quitó?—.

—No, pensé que le quedaba mejor a él, ¿No crees? Se veía muy lindo—. Confesé observando como se tensaba su mandíbula.

—Señorita Blake, puede pasar a la oficina—. Escuché en el parlante causando que me levantará de mi asiento.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2022 ⏰

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Si Nunca Nos Hubiéramos ConocidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora