6. Mejores amigos pero mejor

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Jimin: 22 años.

Jungkook: 19 años.

Desde el día de la graduación de Jungkook, su relación había cambiado para mejor.

El peli-negro le había contado que no tenía ningún tipo de relación cercana con Suny, que lo suyo no era amoroso. Que la cercanía que mantuvieron aquella vez se debió a que se habían extrañado, nada más. Ella se había precipitado al besarle en los labios, por lo que, tímidamente y sin saber cómo actuar, Jungkook le devolvió el beso en la frente.

Le contó también que Suny había malinterpretado las señales. Que lo único que Jungkook sentía por ella era un enorme cariño fraternal.

Debido a sus aclaraciones, su relación no había presentado dudas.

No habían dejado de tratarse como siempre. Incluso, empezaron a ser más unidos, puesto a que podían mostrar su amor deliberadamente sin temer al no ser correspondidos. Trataron de hacer tiempo de provecho para salir como antes. Su primera cita oficial fue en un salón de videojuegos, ya que ambos amaban aquello.

Salían a citas una vez por semana y en ocasiones, cuando no podían reunirse, uno iba a la casa del otro y se apoyaban en los deberes del hogar. La universidad les tomaba la mitad de su tiempo. Decidieron hacer un cronograma de actividades para organizar sus encuentros.

Pasado un año, celebraron su aniversario.

-¡Jungkook-ah, ven acá! -Jimin lo había llamado ese día desde la cocina, mientras se colocaba un delantal en la cintura y sacaba algunos ingredientes de la nevera.

Corriendo, Jungkook entró a la cocina, luciendo despreocupado y demasiado soñoliento con su cabellera revuelta, los ojos entrecerrados y unos pantalones de pijama como su única prenda. Su torso estaba a la vista, mostrando deliberadamente sus abdominales que había empezado a trabajar años atrás.

Cuando conectaron sus miradas se sonrieron con cariño, Jimin se apresuró y lo abrazó, apretándolo entre sus brazos.

-¿Cómo amaneciste, Jungkook-ah? -le preguntó, escondiendo su rostro en el cuello de Jungkook, pudiendo percibir su casi imperceptible fragancia. Besó castamente su hombro y se separó, viéndolo a los ojos.

Aquellos ojos oscuros.

Jungkook ensanchó su sonrisa, rodeando con sus brazos la cintura del más bajo. Acercó sus rostros y con su nariz acarició las facciones de Jimin, mientras le sacaba una risita.

-Amanecí perfectamente porque te tengo a mi lado, Jimin hyung. -contestó con voz ronca, mandando un escalofrío a la espalda del rubio.

Jimin casi jadeó cuando sintió los besos cosquilleantes en su cuello. Jungkook sabía esa era su debilidad, al igual que las lentas caricias en su espalda que parecían quemar con cada movimiento que los largos dedos de sus manos le otorgaban.

Echando la cabeza hacia atrás, y alzando su mano, Jimin logró desamarrar el nudo de su delantal, dispuesto a disfrutar de las deliciosas caricias que Jungkook le daba.

Se miraron a los ojos, el peli-negro cogió de la cintura al más bajo, montándolo en la encimera de la cocina, metiéndose entre sus piernas y agarrando el rostro sonrojado de su novio entre sus manos. Acarició lentamente sus mejillas, soltando una risita enternecida cuando el castaño arrugó la nariz, llevando sus pequeñas manos a su ancha espalda y teniendo el impulso de enterrar sus dedos ahí cuando Jungkook mordió su barbilla.

Siguió repartiendo besos húmedos y mordiscos juguetones por su mandíbula, descendiendo por su lechoso cuello mientras le arrebataba jadeos. Jimin enrolló sus piernas en la cintura jodidamente estrecha de su novio, enterrando los talones de sus pies en su espalda baja. Jungkook gruñó contra la piel de su cuello a la vez que dejaba besos de mariposas en sus clavículas.

HOLD MY HAND | KOOKMIN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora