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16 de octubre de 1975 - patio
La luna llena era mañana y apenas dormía, por lo que se sentía particularmente de mal humor. Se pasa los dedos por el cabello tratando de calmarse, antes de hacer algo de lo que se vaya a arrepentir. Esta mañana casi le da un puñetazo a Sirius por respirar demasiado fuerte. Su corazón latía rápido y sus sentidos estaban demasiado sensibles, volviéndolo loco.
Estaba tan perdido en su propio mundo que no se había dado cuenta de que había alguien en su camino y se topó con ellos. Su ira se disparó y se da la vuelta con una mirada, listo para morder a la persona, pero alguien lo agarró del antebrazo, haciéndolo girar para ver la pequeña figura de Lorelei parada allí con ojos preocupados.
"Rem, ¿estás bien? Pude sentir tu ira en todo el patio." Ella dice en voz baja y sorprendentemente, él sintió que toda su ira se desvanecía mientras respiraba profundamente. Su presencia tranquilizadora parecía haber tenido un efecto en él.
"Mal día." No era una mentira completa, pero él no iba a decirle la verdad.
"¿Quieres hablar de eso? ¿Una taza de té? Todavía tengo algunos de los chocolates que me diste escondidos en alguna parte." Ella sugiere, él simplemente niega con la cabeza. Aunque ahora estaba más tranquilo, no sabía cuándo volvería a estallar. Y ciertamente no quería lastimarla de ninguna manera.
"Probablemente debería volver a mi habitación." Él dice, pero su terquedad no lo permitiría.
"Siento que deberías desahogarte primero. Utilizo la práctica como un método de desahogo." ella reflexiona y frunce el ceño, sintiendo que su ira crece de nuevo. Él solo quería volver a su habitación, pero ella seguía insistiendo.
"No. Es mejor que regrese." Dice, apretando la mandíbula para tratar de controlar su ira. Ella le da una mirada de incredulidad.
"No lo creo. Vamos. Vamos a dar un paseo." Ella se adelanta para tomar su mano, pero él da un paso atrás.
"Basta. No quiero dar un paseo, desahogarme o incluso hablar contigo. ¿Por qué no me dejas en paz?" Él espeta enojado, sin poder contenerlo más. A pesar de que sus palabras habían sido duras, ella parecía imperturbable.
"Estoy preocupada, Remus. Por lo general, estás mucho más tranquilo que esto." Lorelei dice, haciéndolo burlarse.
"¿Qué sabes? No me conoces. Ni siquiera somos amigos." Él dice, esta vez ella se estremece ante sus últimas palabras.
"No digas eso. Por supuesto que somos amigos." Ella dice en voz baja, viendo sus ojos oscurecerse con ira.
"No. No lo somos. Tu novio no quiere que seamos amigos. Entonces, ¿por qué deberíamos serlo?" Él gruñe, haciéndola resoplar.
"Él no me controla. Si quiero ser tu amiga. Lo haré. Martin tendrá que vivir con eso." Dice con firmeza, haciéndolo sacudir la cabeza con una risa seca.
"Ciertamente. No es como si te inclinaras hacia atrás por él. Eres tan dependiente de él. Si realmente no te importara lo que pensara, no me habrías evitado todo este tiempo." Remus dice enojado y ella se burla.
"Wow, Remus. ¿En serio? ¿Así es como vas a ser? No es como si no me hubieras estado evitando también. En serio, ¿qué te pasa? No eres el Remus que conozco." Lorelei dice, cruzando los brazos sobre su pecho.
"¡No me conoces! Deja de actuar como si lo hicieras. Barba de Merlín, ¿tienes tanta confianza en ti misma para pensar que todo es como tú quieres que sea? No eres más que otra chica que ni siquiera se da cuenta de lo que realmente te está pasando por alto. Demonios, incluso Martin te está usando." Remus suelta, inmediatamente arrepintiéndose de sus palabras mientras ella se estremece.
"Te sorprendería lo mucho que realmente sé. Pero como dijiste, no somos amigos y ciertamente no nos conocemos. Disfruta el resto de tu vida, Lupin." Ella dice débilmente, antes de empujarlo más allá.
Se da la vuelta, acercándose a ella con la esperanza de detenerla y disculparse, pero en lugar de eso deja caer la mano a su costado y suspira. La había jodido de verdad y se sentía absolutamente derrotado. Debería correr tras ella, ser honesto con ella, pero sabía que no podía controlar su ira en momentos como este, así que en lugar de empeorar las cosas, era mejor que regresara a su habitación.
Dejó caer la cabeza, mirando al suelo mientras regresaba a la Torre de Gryffindor. Empujó a algunos estudiantes, sin siquiera preocuparse en este momento. Su mente estaba por todos lados, sentía que estaba peleando una guerra perdida contra sus demonios internos.
Su corazón se sintió pesado ya que no podía obtener la imagen de sus ojos llenos de angustia y decepción fuera de su mente. No sabía cómo lo arreglaría o si podría hacerlo.
La incertidumbre lo llenó mientras caminaba hacia la Sala Común. Estaba repleto de estudiantes de Gryffindor, que discutían las clases, se reían de los chistes y simplemente disfrutaban de su tiempo libre. Incluso notó a sus amigos en su lugar habitual.
"Oye, Remus. Únete a nosotros." Peter lo llama alegremente, pero Remus lo ignora y sube a su habitación. Los tres chicos se dan miradas de preocupación. Esperaban que les gritara o se burlara de la molestia en lo más mínimo, pero su silencio había sido más aterrador que su ira. La preocupación y el pánico se asentaron en ellos.
