♕ E X T R A ♕

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Ambos jugadores notaron cómo la temperatura del ambiente empezó a aumentar.
Por el lado de Ochoa, el hecho de que Messi lo retara a callarlo lo prendió instantáneamente. Y por el lado de Lio, el tono de voz con el que Memo lo cuestionó comenzó a tener efectos en su cuerpo, pero en el momento en el que Ochoa lo tomó de la cintura y lo pegó bruscamente a él, miles de descargas eléctricas recorrieron al argentino.

En un movimiento brusco, Memo cargó a Messi rodeando su propio torso con las bien trabajadas piernas del contrario, con las cuales se estaba deleitando recorriendo cada centímetro de ellas.

Su tacto empezó a ir más hacia atrás hasta toparse con los glúteos del menor, que al momento serían apretados por el mexicano. Esta acción hizo que instintivamente Messi soltara un ligero jadeo ahogado en los labios del arquero.

Eso no lo pudo calentar más.

Ochoa llevó a ambos a la cama yendo marcha atrás, y una vez que sintió la orilla del colchón cerca, Memo se sentó posicionando a Messi sobre su regazo, sin interrumpir el apasionado beso.

Memo levantó un poco la camiseta del delantero para darle un mensaje de retirársela por completo, mensaje el cual se entendería a la perfección y al instante.
Lionel rápidamente se despojó de su uniforme superior para continuar con la sesión de besos y caricias que estaban teniendo.

La tensión sexual y el calor se sentían a flor de piel, y Guillermo no iba a desperdiciar cualquier oportunidad de ir más allá que se le atravesara, por lo que comenzó a bajar y dejar besos en la mandíbula de Lio, posteriormente a su cuello, después a las clavículas, hasta irlo inclinando hacia en frente para poder llegar a su abdomen.

Estando tan abajo, Memo pudo notar la sobresaliente erección del argentino, obligándolo a tomar una decisión cuánto antes.
Dicha decisión fue levantarse junto con el contrario y darse la vuelta para poder posicionar la espalda de Messi sobre la cama, dejando la mitad inferior de su cuerpo fuera del colchón.

Ochoa se colocó entre las piernas ajenas y las alzó para recargarlas sobre sus propios hombros.
La mirada de Lionel desbordaba deseo, quería desesperadamente que Guillermo hiciera de él lo que quisiera.

La mano del portero comenzó a viajar lentamente sobre su pierna derecha, acercándose cada vez más hacia su ingle. Cerró lo ojos por el placer que comenzaba a sentir con cada toque del dueño de sus fantasías románticas y... de otro tipo.

Los movimientos no terminaron ahí, de forma repentina Messi sintió suaves caricias sobre su miembro que lo llevaron a experimentar múltiples escalofríos que se sentían como choques eléctricos. Igualmente, la sangre no tardó en distribuirse a ambos polos de su cuerpo, hacia arriba para el rubor que comenzaba a tener por el tacto del guardameta, y hacia abajo para intensificar la erección que seguía siendo masajeada lentamente, siendo un toque tortuoso pero placentero a la vez.

Necesitaba sentir más de él.

La forma de subir y bajar de Guillermo sobre su duro miembro lo hacía sentir extremadamente bien para ser únicamente el juego previo, provocando que su respiración sea ligeramente más fuerte y suelte cortos ruidos como jadeos en señal de estar disfrutando la acción.

Además, sabía que su rostro estaba sonrojado, intensificando dicho rubor por la vergüenza que le provocaba verse y escucharse a sí mismo en ese estado, frente a alguien a quien siempre a admirado y deseado. Como consecuencia, una de sus manos tapó sus ojos y gran parte de sus mejillas ruborizadas, tratando de ocultarse.

Guillermo notó aquella acción y rápidamente retiró la mano del argentino de donde se encontraba, para así aprisionarla con la propia sobre la cama. Lionel miró algo confundido al mexicano a los ojos por lo que acababa de hacer, pero sin cambiar el ruborizado aspecto de su rostro.

Minuto 64 | Messi X Ochoa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora