Capítulo 1

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Capítulo 1

—¿Dónde está Brayan? —Cuestiono aquel hombre frente a mí, mientras mantenía una copa de vino en su mano derecha y un cigarrillo en la izquierda.

—Él no podrá venir. Mi señor me mandó aquí para hacer el negocio con usted, yo soy la intermediaria del jefe.

Ante mis palabras aquel hombre me miró de mala manera y colocó su copa de vino sobre la mesa de cristal que había entre el y yo.

Odio hacer este tipo de trabajos y más cuando me toca tratar con personas tan asquerosas como esta. Un hombre ya algo golpeado por la vida, con más canas que mi abuela y flaco como una flauta era el que se encuentraba frente a mí, aquel sujetó con el que tendría que hacer negocios esta noche.

—Las mujeres no sirven para hacer negocios, cielo. Dile a Brayan que lo espero mañana a la misma hora aquí mismo, yo haré negocios unicamente con él.

Deje salir un pequeño suspiró y con delicadeza coloque un maletín negro que traía conmigo sobre la mesa. De inmediato los hombres que nos rodeaban me apuntaron con sus armas, sin embargo, al ver que no tenía intenciones de dañar a su jefe, las bajaron.

—En estos momentos mi señor se encuentra en Italia y se le complica venir acá. Señor, por favor, ayúdeme y ayudese usted mismo. Como sabrá vengo desde Colombia y un viaje así de largo para al final no llegar a nada, no le agradará al jefe.

—¿Y? —Respondió el hombre, con una pequeña sonrisa de burla en sus labios—Ese no es mi problema.

Ante tal respuesta no tuve de otra más que dirigir mis manos hacia el maletín y abrirlo, para de este modo mostrarle a aquel sujeto el dinero que había dentro.

—Usted me da la cantidad de drogas que había hablado con mi señor por teléfono, y yo le daré los cuarenta millones que traigo conmigo.

Ante mí ofertá, el mayor dejó caer su cigarro al suelo y se inclino levemente, colocando sus codos sobre sus rodillas.

—¿Eres estúpida?. Te dije que solamente haré negocios con tú jefe.

Lo rechazó, era una señal clara de que no podría hacer nada más y tendría que acudir al plan B.

—Como usted guste— Dije, para posteriormente cerrar el maletín, tomarlo entre mis manos y salir de la habitación en la que me encontraba.

Pensé que habría mucho más ruido en Estados Unidos que en Colombia, sin embargo, la zona en la que me encontraba, a pesar de ser céntrica, se mantenía el silencio y lo único que se podía escuchar era el sonido de mis tacones al caminar.

—Estados Unidos… Cueva de lobos—Susurre y posteriormente deje caer el maletín al suelo, justo después de salir de aquel lugar.

Al paso de unos cuantos segundos, una gran explosión se hizo escuchar no muy lejos de ese lugar. Por fin algo de ruido.

Rápidamente una serie de autos comenzaron a salir de la mansión en la que me encontraba y se dirigieron hacia el lugar de donde provenía aquel sonido.

No pude evitar sonreír levemente y posteriormente seguí mi camino. No volteé a mirar hacia atrás, con solo escuchar aquella explosión ya me había bastado. Continúe mi camino con tranquilidad, hasta que un auto negro con vidrios polarizados se detuvo a mi lado.

De inmediato el conductor bajó la ventanilla del vehículo. Hace tiempo no veía a este sujeto.

—Excelente trabajo Neve, gracias a ti obtuvimos la mercancía sin tener que pagar un solo centavo— Mencionó la persona que se encontraba dentro del carro.

El Rey de la Mafia [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora