Capítulo 2. Lejos de casa.

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Se despertó de golpe, respiraba de forma desequilibrada, tocó su cuerpo asegurándose de que todo fuera real mientras trataba de recuperar el aliento, luego miró su entorno, estaba en una habitación pequeña de color crema, su vista se dirigió a la mesa que estaba al lado de la cama.

Saltó de su lugar para tomar la bolsa y suspiro de alivio y tristeza al ver que aún tenía consigo el huevo de Arrax, quién ahora estaba muerta. También vió como estaba su daga, más nada.

_ Pero... ¿Como es que...

_ ... Estas vivo?

Una mujer de cabellos oscuros apareció repentinamente por la puerta, llevaba un vestido de color rojo carmesí. ¿Ella lo había salvado? O más bien ¿Dónde estaba?

_ ¿Dónde estoy?

_ Braavos, mi príncipe.

El omega suspiró con sorpresa, ¿Cómo sobrevivió al mar sin ahogarse? y no es que fuera el mejor en clases de geografía pero el transcurso entre la Bahía de los naufragios y Bravos duraba al menos dos días en dragón.

_ Puede que esté confundido pero, esto estaba destinado a suceder, gracias a su sangre Velaryon llego hasta aquí, hasta yo misma me sorprendí.

_ ¿Cuál es su nombre?

Preguntó Lucerys a la misteriosa mujer, ¿Destino? No entendía nada de lo que estaba pasando.

_ Mi nombre es Fedora, mi príncipe. Soy una sacerdotisa roja que le sirve al Señor de la Luz.

_ Necesito regresar con mi madre...

Lucerys estaba pensando en mil maneras de intento para regresar a Rocadragon y dicho lugar estaba cruzando el mar angosto pero no tenía oro ni plata para regresar.

Revolvió sus cabellos frustrado para acto seguido tomar sus cosas y dirigirse a la puerta, aquella mujer solo lo miraba fijamente y no evitó que saliera de aquella casa.

Su vista ardió al recibir el sol de frente mientras miraba con sorpresa la multitud de gente que pasaba por ahí y la que se encontraba en los puestos de ventas. Era una experiencia nueva al ser alguien que nunca había visitado la ciudad en su vida o más bien no le habían permitido hacer.

Volteo a ver adentro de la casa pero no había nadie, eso lo extrañó, la señorita Fedora había estado ahí, por donde habrá salido?

La buscó pero no encontro a dicha mujer, derrotado optó por explorar la ciudad, no quería irrumpir una casa que no era suya.

Sus manos sudaban por los nervios, ya que estar rodeado de tanta gente le causaba ansiedad, visualizaba todo con asombró, los artilugios estraños que los mercaderes vendían.

Su estómago pedía comida, y no tenía dinero, no sabía que hacer, y gracias a su estómago la realidad lo volvió a golpear, tenía que volver a Rocadragon.

Sentía algunas miradas, cosa que lo extraño, ni que sus rizos fueran plateados, y luego recordó, bajo la mirada, sus ojos lilas lo podrían delatar.

_ Oye niño, ¿Tienes hambre?_ Un hombre regordete que lo miraba con una sonrisa le habló. Lucerys asintió, él hombre le hizo señas para que lo siguiera, él lo siguió.

<<🐉>>

Una cachetada se pudo escuchar en la habitación de la reina verde.

_  ¡Todo esto es tú culpa!

Aemond solo miraba el suelo, los gritos de su madre se escuchaban de fondo, su mente divagando y sobretodo recordando el accidente que él mismo causó.

La Venganza del Dragón - Lucemond - OᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora