Historia 1: Mi generación

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Mi generación es peculiar. Hemos nacido en un mundo con muchas comodidades y en el que nos daban una serie de obligaciones para convertirnos en personas. Sin embargo, también nos hemos criado entre algodones y con unas expectativas que no han terminado de encajar con la vida actual. Siempre hemos soñado con mirar más allá del horizonte. De perseguir esos sueños como cuando uno olfateaba el olor a gofre en las ferias.

De pequeño acudí a un colegio de mi pueblo cerca de las afueras. Se encontraba en un barrio que algunos llamarían de clase obrera y otros un poco conflictivo. Pero dentro de lo que cabe, con bastante seguridad. Algo impensable en otros lugares.

Por aquel entonces, apareció el fenómeno Pokemon. Entonces yo desconocía por completo ese mundo. Me pilló de refilón. Recuerdo que cuando iba al colegio en primaria los compañeros conseguían una serie de tazos que vendían en las bolsas de patatas. Sentía la pasión que en su día tenía ante algo novedoso como eso. Tenía ganas de ir coleccionando todos los tazos. A mi hermana también le gustaba. De eso modo fuimos recogiendo tazos todos los días al convencer a mi madre para que nos comprara esas bolsas.

No era una costumbre muy sana, como otras muchas. Pero supongo que mis padres simplemente cedieron ante nuestra insistencia. Nuestros padres nos han criado pensando en los mejor para nosotros, aunque desde fuere se viera muy permisivo.

A mí me cuesta tener capacidad para gestionar mis propias decisiones. Es decir, no sé muy bien qué hacer cuando tomo por ejemplo una costumbre. Puede que me dé cuenta de que no es muy buena pero no sé como valerme completamente por mí mismo. Es como si estuviera delante de un control de maando de un avión. Al no tener ni idea, me sentía mal porque pensaba que iba por el mal camino con ciertos hábitos, pero no sabía qué hacer al respecto.

Esto se conoce en la jerga psicológica como una dificultad en la función ejecutiva. La función ejecutiva es como la memoria RAM del ordenador. Es la que te permite procesar varias cosas a la vez. Al procesar de una forma más lineal, se dan ese tipo de situaciones en los que la persona con TEA no sabe qué hacer al haber tanta información que no ha podido procesar.

Como iba diciendo, desarrollamos esa pasión de niños por ir juntando todos los tazos. Intercambiábamos con otros compañeros los tazos que teníamos "repes". Teníamos dos vecinas que eran más o menos de mi edad y la de mi hermana (del 1990-1995). Quedábamos con ellas y jugábamos a un montón de juegos. Recuerdo que las tardes eran larguísimas. Vivíamos en el presente de la inocencia. Jugábamos al fútbol, al béisbol, al pilla-pilla... Podíamos estar un montón de horas y no nos aburríamos.

Yo vivía en un ambiente seguro y mis padres me habían protegido desde pequeño. Ellos veían que tenía algunas dificultades aunque no supieran cuáles exactamente. Por ejemplo, me costaba más de procesar y gestionar las emociones cuando perdía a algún juego. Algo que me ha ido acompañando a lo largo de mi vida. También me obsesionaba mucho con algunos temas que me preocupaban. Yo simplemente me sentía atrapado en mi propio mundo. Al igual que cuando estás viendo una película y estás inmerso en ella, yo estaba inmerso en mis pensamientos y en lo que sentía sin saber cómo salir de ellos. Pero a pesar de todo, esas experiencias forman parte de mí de forma imborrable


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⏰ Last updated: Dec 05, 2022 ⏰

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Historias de una persona con TEAWhere stories live. Discover now