Ojos de cachorro
¿Y si Gon fuera quien no recuerda?
Cuando una guerra termina está queda como una cicatriz en el territorio ocurrido, entre los sobrevivientes, con la tierra misma. Algunos piensan que la guerra significa avance, pero esos solo son los que nunca tuvieron que tomar el arma, rezar por su vida, llorar la partida.
Él aún recuerda, su cuerpo cambió pero recuerda, su última noche, se decía que después de eso la guerra terminaría y él retornaría a su hogar, vería a su omega "—¡Tenla y vete!—" Pero no siempre las cosas salen como uno quiere, a veces la vida termina cuando uno apenas puede procesar el apreciarla, e inicia cuando uno no desea tenerla.
—Killua...— Un susurro a su lado y algunos piquetes en su mejilla. —Killua...— Sus pestañas revoloteaban y sus apagados ojos azules reflejaban a un joven de catorce años, que le sonreía con amabilidad y alejaba sus manos. —Te quedaste dormido.— Comienza a levantarse, estirando su cuerpo y bostezando. —Vino Alluka por ti, ya la invité y dijo que mañana sí vendrían, a veces exageras diciendo que no te dejarán salir, tu familia no es mala, creo que solo no quieres venir a mi cumpleaños.— Hizo un puchero y en automático el alfa negó con la cabeza.
—Jamás me perdería tu cumpleaños, Gon.— El omega solo rió mientras se daba la vuelta para acomodar un poco del desastre de su cuarto, ajeno a la intensa mirada que el otro le dedicaba al darse cuenta, Gon mañana cumpliría quince años.
Cuando salió su hermana estaba ahí, esperándolo para llevarlo a casa. Se despidió de toda la familia de su amigo y se fue en completo silencio al lado de la bella mujer de piel blanca y ojos azules —Killu, ¿quieres pasar por el regalo de Gon de una vez?— Le pregunta amablemente y él lo piensa un poco.
—Quiero pero...—
—¿Pero?— La mira, entre disculpa y buscando comprensión —¡Oh! Cierto... Quedé de verme con unas amigas para algo, no podré acompañarte.— El alfa baja la mirada un momento, sabe que ella se ha inventado eso, pero no puede evitarlo— Así que te doy el dinero y cuando llegues a casa me enseñas, ¿está bien?— Killua asiente y acompaña a su hermana hasta la parada del camión que la dejará en casa. Aunque la hace de lado en muchas cosas busca cuidarla lo más que pueda.
Así es como queda él solo, voltea a todos lados en busca de algún conocido, pero cuando nota que no hay nadie es cuando busca dentro de su mochila. Extraña fumar, no lo hace seguido, pero en esos momentos es necesario. Gon está por cumplir quince y eso hace que la naturaleza lo abrume, que lo inciten a hacer cosas que no aprueba o no haría en otras épocas.
Saca el humo.
Otras épocas, si eso fuera, si hubiera quedado atrapado en el atrás... Se detiene un poco de su viaje, terminando su cigarro como si agua fuera y sacando otro. Extrañaba su vida de antaño, no era la mejor, pero era suya. Obligado a casarse para luego enamorarse de aquel que sería su amigo, cómplice y que en algún momento deseó fuera el otro padre de sus hijos; pero esas eran realidades y fantasías de alguien en teoría muerto, y de que él mismo se alegraría que fuera así.