Hero [Spruan] Tortillaland

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Juan lo habia mandado a llamar desde la tarde, los ultimos dias de Noviembre se resumian en guerra y dolor, pero lo que era mas importante aún, el profeta, habia sido revelado que el hechicero del pueblo verde era su hijo, esto trajo problemas para ambos lugares recibiendo quejas casi a diario.

Spreen como pareja de Juan se encargaba de los payasos que ponian minas en el santuario o algun otra cosa que pudiera afectarlo de cualquier forma.
Ese dia, 4 de Diciembre para ser exactos el híbrido oso entraba por la gran puerta del santuario encontrando al otro sentado cómodamente viendo un libro que sostenia con ambas manos.
Por mas que quiso entrar con tranquilidad no pudo evitar correr al escuchar un sollozo saliendo de los labios de Juan.

Tomo su rostro acunandolo comodamente en sus manos y lo miro fijo tratando de descifrar el problema, hizo una mueca, jamas fue bueno en los acertijos.

-¿Juan?-Se ánimo a preguntar mientras retiraba una lagrima que descendía por la mejilla de su pareja-.

-Olvide contarte unas cosas-Apenas formulo, tomo las manos de Spreen y las alejo de a poco haciendo el agarre mas fuerte-.

-Te dije que no queria mas secretos-susurro-.

Juan se encogio de hombros mientras negaba con la cabeza, dejo las manos del otro para ahora indicarle que se sentara en sus piernas, justo como aquella vez que le dio el tour y jugaron a ser Santa Claus.

El hibrido obedecio a su pedido, se recargo en el pecho de su amado esperando a que este hablara, sus latidos se encuchaban acelerados y eso solo lo ponia nervioso.

-Hace unos dias pude ver a los dioses...

-Eso es genial, Juan-levanto la mirada mirándolo fijamente-¿Como son? ¿Tienen tres cabezas? ¿Existen m-

El hechicero beso la punta de su nariz haciéndolo callar, Juan sólo se rio de ese gesto y continuó.

-No tienen tres cabezas, bobo. Ellos me revelaron un par de cosas-dijo haciendo caricias en los cabellos azabaches de su novio, eso le tranquilizaba-¿Recuerdas la nutria que viste el otro día? Aquella que desapareció segundos después.

-Si, te extrañe mucho cuando tu tambien desapareciste-lo abrazó ocultando su cara en el cuello de Juan-.

-Bueno, esa nutria tambien era yo-reveló-A lo que quiero llegar es...Los dioses del todo me contaron que todos los Juanes existentes mueren de una forma un poco loca y tragica-Sintio como Spreen se alejaba de el ahora mirándolo con miedo-Si yo muero...

-No,no,no, si yo muero nada-negó repetidas veces tratando de evitar que las lagrimas que amenazaban con salir se dejaran ver-.

-Si yo me muero, me convertire en uno de ellos-sonrio con trsiteza-.

Spreen estaba por decir más, reclamar y gritar pero los labios de su novio se posaron en los suyos con tranquilidad, trantando de calmar al otro el cual accedio de a poco a seguirle el pasó.

El híbrido coloco ambas piernas a los lados de Juan, aun continuando el beso paso sus brazos por el cuello de este jugando con su revelde cabello castaño que tanto le encantaba.

Eso era una despedida, ambos lo sabian muy en el fondo aún que lo negaran a gritos, al menos un buen recuerdo se debian llevar.

Tomando los muslos del hibrido oso, se levanto de aqul trono, Spreen al no sentir el cómodo lugar donde apoyaba sus rodillas enrollo por instinto sus piernas al rededor de la cadera de Juan, aun fundidos en un beso necesitado el hechicero camino hasta su habitación.

[...]

Ya era tarde, el reloj indicaba las cuatro en punto, Spreen jugaba nervioso con sus dedos, aun arropado con las sabanas blancas que decorban la cama de Juan, tenia mucho miedo pero no era capaz de admitirlo.