Natan es un hijo de la navidad, en todo el sentido de la palabra y nuestra pequeña Audrey es una versión bolsillo del Grinch, ambos van a matarse o enamorarse en el proceso de regresar la navidad a la lejana Telluride. Nuevas costumbres, corazones r...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
John se encargó de darme un recorrido por el pequeño pueblo, ayer después de cenar.
5 palabras: desolado, lúgubre, insípido, horrendo y nefasto.
Siento que estoy en el mes de octubre y no un 20 de Noviembre que desde mi punto de vista, empezar a decorar semanas antes de diciembre no es una locura.
Por lo que pude ver es un pueblo bastante grande y bien distribuido, tiene lo esencial y es agradable, pero la fatalidad es que están tan tranquilo, sin nada de color en ello y eso me aturde.
-Ya está el desayuno.- Grita y tira la puerta.
Esa chica debe aprender a tocar una bendita puerta.
No lo voy a negar la casa de John es acogedora, con colores marones y anaranjados con ese estilo de cabaña, es bastante espaciosa, mi único problema es que no hay nada más y la chica nefasta dejó muy claro en la noche que no tendríamos un árbol. Quizá ella no lo tenga pero yo sí, es un sacrilegio todo lo que prohibió en la noche que compremos y se negó rotundamente a tener una pijama navideña. Necesita un lavado de cerebro.
Después de un ligero desayuno John se levanta de la mesa y lo ayudo a recoger los platos.
-Mickaela llegará en unos días.- Me informa John.
-¿Cómo es que conoces a mi familia?.- El duende chismoso me sigue hasta el perchero donde dejé colgada mi casaca.
-Yo conozco a todos.- Puntualizo pasando por su lado y tomando mi mochila.
-No sabes por donde ir.- Se jacta.
-El que llega primero cortará el árbol.-La desafío.
-Prepárate para que tu trasero se congele, copo de nieve.-Grita y se pasa una bufanda por el cuello.
Ruedo mis ojos. Esto será divertido.
❄️
20 minutos después
La veo aparecer en la puerta de al frente y salgo de la esquina donde estaba esperando que llegara.
-Llegas tarde. La miro por primera vez con una sonrisa y ella no contuvo un hilo de groserías que voy a fingir no entender.
Ingreso a mi clase y con un justificante de la oficina del director que le entrego a mi profesor de historia, tomo asiento en una de las carpetas del frente.
Después de unos minutos me pide que haga una breve presentación y que explique porque me mude en esta época del año. Cuando estoy por tomar asiento de nuevo, me llama una vez más.
-No se permiten gorros en mi aula, señor Claus.
Ruedo con fuerza los ojos cuando me extiende su mano, le entrego mi gorro y un profundo suspiro se escucha detrás de mí.
¿Quién creería que un cabello y una piel pálida como el maldito Jack Frozz me daría tantas chicas suspirando al verme?
Tomo asiento en mi nuevo lugar.
-Princesa tienes que darme el número de tu estilista.- Chilla un tipo delgaducho en una de las esquinas del salón.
-¿Acaso no es Tinkerbell?.- Lo apoya un tipo ancho y se nota que es deportista.
-Oh esa maldita hada, con el vestido de hojas.-Sus compadres estallan en risas y el profesor parece a punto de estallar porque nadie hace caso a ninguna de sus órdenes.
El tipo detrás de mi, lanza un montón de improperios sobre mi cabello que el enojo lo siento hasta en la punta de mis orejas.
Lo miro de la forma más fría que puedo y sin poder darme cuenta le hablo sin detenerme.
-¿No eres el que pidió una cocina rosa a los 8 años para navidad Ruffer Mcallen?.
Sus ojos se abren y sus mejillas se sonrojan.
-Necesito ir al baño.- Le informo al profesor y salgo corriendo del salón.
Necesito llamar a mamá.
Puede dejar su mensaje de voz, la señora...
Corto la llamada y guardo mi celular mientras trato de controlar mi respiración.
Han escogido al siguiente y la pregunta que más se repite en mi cabeza:
¿Esto me hace feliz?
El día pasa sin más sorpresas, asisto a mis clases, intercambio número de teléfono con varios compañeros que prometieron pasarme sus apuntes y aunque no solo ser tan negativo, es demasiada calma para un primer día y como si mi mensaje hubiese sido escuchado por el universo una pequeña piedra aterriza en el vidrio de mi ventana.
Solo hay una persona que puede presentarse aquí y sé porque vino.
