MISIÓN 3: ENVIO POR CORRESPONDENCIA ❄️

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-Esto debe ser lo más ridículo que he visto en mi vida

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-Esto debe ser lo más ridículo que he visto en mi vida.- Y lo digo con justa razón.

Mi abuelo, un ex comando de 60 años vestido con una ridícula pijama con renos y árboles de color rojo. Pero lo de sus pies, unas pantuflas de reno con cuernos y campanitas, si eso no le gana por supuesto que lo hacen sus calcetas llenas de caras de galletas navideñas. Y vamos por el segundo mamarracho que está a su costado, con su cara de culo, mirándome como si yo fuera la loca. No puedo negarlo, debemos darle el crédito que su pijama es negra, pero lo ridículo son las figuras de su pijama, arboles, adornos de nieve y renos, por sus pies tiene el mismo par de pantuflas que el veterano, lo irónico de la bola festiva con cabello blanco como un maldito copo de nieve, son sus medias del rostro del grinch y max de la versión del dibujo animada.

-Me mudaré, llamaré a la tía March, estoy segura que no lo importará que me quede por las festividades, además sus hijos dijeron que no vendrían, así que estoy segura que le gustará compañía en estas horrorosas fiestas...

Termino de hablar y me doy cuenta que ninguno de los dos me hicieron caso, sigo sus voces hasta la cocina y los veo bien organizados. 

Natan Claus, es un mal chiste, el chico tiene el apellido del gordo panzón y para rematar esta chuscada el chico tiene el maldito cabello blanco, uno tan blanco como un estúpido copo de nieve. Lo irritante de él no es su físico, porque Jesús, el chico es guapo; ciega y puritana no soy, pero todo lo bien que se ve pasa a segundo plano cuando chocas con su personalidad, una que me exaspera, porque no se decide entre ser un maldito fuckboy o un maldito petardo colorido y cálido. 

-¿De dónde salió esa waflera?

Veo en la mesa un plato rebozando de waffles con malditos diseños de copos de nieve.

-Los pedí por línea, Natan me ayudo.

El susodicho guiña un ojo y sigue preparando algo que no logro ver porque el desgraciado me saca dos cabezas.

Suena una alarma y veo que ese sonido sale del cronómetro del horno.

-Cariño saca las galletas.

Me tiende los guantes de cocina.

-Perdiste la cabeza, ¿necesitas ingresar ya a un asilo?

Ambos se ríen como si fueran buenos amigos y lo más raro de todo es que no me doy cuenta que saco las galletas hasta que lo deposito en el mesón.

-¿Por qué acabo de sacar esas malditas galletas?

Una sonrisa traviesa se desliza en la cara mi abuelo, hace mucho que no lo veo así.

No después de..

-Palabra. Me regaña mi abuelo, con sus asesinos ojos azules.

-Que decore las galletas.

-Buen castigo.- Lo apremia mi abuelo y este último me pone un mandil y el blanquito coloca una manga de crema en mi mano.

-No arruines mis galletas duende o te colgaré en la punta del árbol.- susurra en mi oído. 

No se de donde carajos salió Natan Claus, pero lo quiero regresar, no importa cuánto tenga que pagar por paquetería, el tiene que regresar de donde salió y seguir con mi fatalidad y usual desprecio por la navidad, no avivar ese sentimiento que hace mucho enterré, porque recordar lo que antes significan estos tiempos para mi es doloroso y el constante recuerdo de lo que nunca volveré a tener me está asfixiando. 

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⏰ Última actualización: Dec 12, 2022 ⏰

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