PROLOGO

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Puedo escuchar el cántico desde mi posición, y como no hacerlo. Hay más de un millar de ellos cantando como uno solo. Lo recitan una y otra vez. Hemos estado en nuestra labor desde hace seis días con sus noches, y todavía es que nos falta por terminar. Estoy agotado, pero he de ser precavido en no mostrar la guardia baja, ellos no tardarían en hacerme pedazos al encontrar un punto debil. Eso es sin dudar lo más difícil, nunca bajar la guardia y desconfiar de todo. Han ocurrido ocasiones en donde los perdemos de vista un solo segundo y ya han encontrado la manera de matar a alguno de nuestros.

Siempre es el mismo. Los Daimon marchan en línea resta mientras cantan y vitorean. Y tal como dice su canto, los generales van al frente de la fila, mientras que sus subordinados vigilan que todos manchen bien, y por supuesto, son los encargados de vigilar a todos nosotros. Todos ellos se mueren por cruzar al otro lado —se mueren de manera metafórica, ya que son tan "inmortales" como nosotros—, y ser libres. Estando allá podrán ejercer su voluntad sin tener que lidiar con nosotros, pero nosotros desde este plano vigilaremos todos sus movimientos.

Volviendo a lo anterior, Viktor siempre nos dice que todo buen general debe ir al frente en batalla para animar a sus hermanos de guerra a sacrificar sus vidas, que solo un cobarde se esconde en la retaguardia, pero cuando de trata de ellos nunca menciona este mérito, lo ignora olímpicamente. Hace años, mientras nuestro equipo designado vigilaba a los Daimon's trate de sacar el tema, pero él me amenazó de decirle a nuestro superior que me habia ofrecido a servir una semana en el abismo, así que me calle.

Hacer esto al principio me da un mal saber de boca y amarga los próximos días. Son ovejas, y las estamos enviando al matadero. Por supuesto aquí no hablo de los Daimon's, ellos en este caso serían quién ejecuta a las ovejas ¿O el refrán ese que usan los hombres se refiere a las vacas? Como sea, igual los van a matar.

— Están preparándose —comenta Viktor a mis espaldas. ¿Preparándose? Creo que ya están listos para enfrentarse a una masacre masiva, que ellos van a liderar y salir victoriosos.

— Su cántico me sigue pareciendo horrible —comento. Y pensar que alguna vez fuimos un solo bando.

— Están celebrando. Les encanta torturar a los hombres —o a cualquiera que respire—. Este años van muchos más que la última vez. Debieron dejar casi desprotegido el abismo. Tendré que sugerirle al mayor enviar refuerzos.

Sí, también pensé en aquello.

— Los hombres lo tendrán difícil —digo yo—. Solo por no hablar de los guardianes y malignos.

Que mundo tan cruel. Esta temporada habrán muchos muertos. Mire de reojo a Viktor, pero este ya se encontraba lejos. Rode los ojos y fui tras él.

—. Sabes que por cada 1 Daimon's...

— No, cállate —corto, serio como siempre.

— ¿Cuando empezarás a tomarme en serio?

— Cuando crezcas.

— Soy mayor que tú —lo alcance plantando le cara. Sonrió levemente, a pesar de todo, estoy contento, pero él, no recuerdo la última o primera vez que lo vi sonreír con ganas. El rostro de Viktor es de amargura pura.

— Pues —justo cuando creo ver la sombra de una sonrisa, ataca cual lobo—, intenta actuar como tal. Has estado muy cerca de los humanos, ten mucho cuidado.

Nuevamente, pasa de mí, y yo que no doy tregua le sigo.

— Los humanos son precisamente lo que me preocupa. Tal vez sí...

— No podemos tomar partido —zanja, perdiendo la paciencia.

— El angel de la justicia —quiero argumentar yo, pero el me interrumpe.

— angelus iustitiae —corrige. Vuelvo a rodar los ojos. Que manía de usar la lengua antigua.

— Como sea, él me dijo que...

— angelus iustitiae es el único de nosotros que puede intervenir en el racto ¡Y lo hace sabiamente! Nosotros no somos más que protectores del nuevo mundo.

— Per...

— Además, si pudieras tomar partido sería un completo caos. Estoy seguro que tú no te guiarás por lo importante, sino por....

— Todos somos buenos, Viktor. Ellos no tienen la culpa de lo que paso hace siglos atrás —digo tan rápido que tengo que parar por un poco de aire, pero reanudó la marcha antes que se adelante y argumente otra cosa—. El hombre aún es bueno. 

— Que el angel de la justicia los guíe entonces —es lo último que dice Viktor antes de seguir su camino. Esta vez no lo sigo. Vuelvo tranquilamente a mi lugar designado, pensando.

Veo a los demonios marchar, unos me dirigen una mirada helada y siguen su camino. La tierra estará llena de demonios, y solo puedo pensar y ver.

El angel de la justicia es ciego, Viktor. Y a veces, no es muy justo.

El Mundo Oculto De La Magia: RaptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora