Otra vez...

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Estábamos juntos. Pegados. Nos amábamos el uno al otro. Nos besamos durante un tiempo. Cada vez nos besamos más y más apasionadamente. Pensé que esta escena podría llegar a otra parte, pero no sucedió, ni tampoco sucedería. Yo lo impediría.
Me apretaba cada vez más fuerte, nos besabamos cada vez más apasionados, y seguimos así durante un buen rato. De pronto, Riko comenzó a quitarse la ropa, pero, antes de que se quitara su blusa, la abrazé, y le dije:
- No. Somos muy pequeños, no es momento para esto.
Para mí, fue un momento de valentía y coraje, para ella, un momento incómodo y vergonzoso.
- Etto... Yo... Quiero llorar. No sabía que hacer... es que... nos besamos tanto que... que pensé que... quizá tu querías... y yo me entregaría a tí, porque te amo.
- Y yo lo impediría. Quizá me gustaría, pero no. No me gusta correr muchos riesgos. No te preocupes.
La besé en la frente y me moví de encima de ella. Nunca sé si existirá otra oportunidad como esta, pero somos muy pequeños, y no lo encuentro adecuado. Se que soy un hombre y todo, pero eso no cambiará mi opinión. Ella me dijo que no quería, pero que como era yo se entregaría a mí. No, no aceptaré. Nunca en mi vida violaría la decisión de una mujer. Si no quiere, no pasará. Nunca.
Me levanté y le hablé a Riko.
- ¡Amor!
- ¿Sí?
- Ven, mira.
Tomé mi casco de realidad virtual y se lo mostré. Ella estaba sorprendida. Lo hallaba hermoso, como yo la encontraba a ella.
Le dije que se comprara unos, la verdad no eran tan caros, y que los comprara con Reiko, el juego al que yo jugaba. Asintió con la cabeza.
- Bueno, ya es tarde, creo que me iré a casa.
- Ok amor, adiós.
La besé largamente, y me abrazó. Sonrió por última vez antes de irse, y cerró la puerta.
Quizá podría haber sido la última vez que nos hayamos besado, o que la vea sonreír.
Iba caminando por el centro de Londres con Riko. Pasaríamos a comprar un café. Ella cruzó primero que yo, y me dijo "¡rápido! ¡o me perderás de vista!".
La verdad casi sucede.
A toda velocidad, venía un Ford, y, el conductor, estaba ebrio. Solo ví el auto, y a Riko en medio de la calle. Reaccioné lo más rápido que pude, salté hacia donde ella, y la empujé. Gracias a la velocidad con la que salté, logré darme una voltereta, para retirarme del radio de choque de el auto que venía hacia mí.
Si, estábamos salvados.
La gente aplaudió y ovacionó la acción que acababa de hacer. Gente que me saludaba, otra que intentaba ligar con Riko, otra solo gritando, y otras acciones más, las cuales no recuerdo por la adrenalina que sentí.
Luego de salvarla, Riko tomó mi cara, y me dió un largo beso frente a todos. Todos suspiraron.
Seguimos nuestro camino hacia la cafetería, y desde que la salvé hasta que llegamos a la puerta de su casa, me estuvo agradeciendo.
- En serio, te agradezco demasiado el gesto que hiciste
- No te preocupes, prefiero salvarte a salvarme yo mismo.
- Tengo un premio especial para tí.
- ¿Eh?
- Si, te lo has ganado por salvarme la vida.
- ¿Y de qué se trata?
- No lo sabrás hasta que sea la hora.
- Em... Ok.
- Te amo.
- Yo más.
Y así me despedí de ella, pensando en que hubiera pasado si no la hubiese salvado, pero ya pasó, así que dejaré de pensar en eso.

Love or DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora