teenager
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-¿Por qué estás mirándome de esa forma?
La pregunta de Kiana flotó en el aire, Milo la miró como si no supiera a qué se refería, frunciendo su ceño hasta que le dolió, tiró de las comisuras de sus labios hacia abajo y se encogió de hombros.
-No sé de qué estás hablando- respondió el, volviendo a su tarea mientras que ella lo miraba suspicaz, entrecerrando sus ojos, como si no le creyera lo que acababa de decir.
Kiana y Milo habían sido mejores amigos desde la secundaria, al crecer siempre hubieron rumores sobre si ellos salían en secreto, pero la morena tenía segura una cosa, eso jamás iba a suceder.
No porque ella no quisiera, sino porque conocía demasiado bien al pelinegro, lo conocía como si de la palma de su mano se tratase. El siempre decía que, si olvidaba quien era, ella podría recordarselo en menos de cinco minutos.
Si conoces los pecados, entonces también conoces al pecador.
La chica de rizos volvió a concentrarse en el vídeo que estaba mirando, antes de que la poderosa mirada de Milo cayera sobre sus hombros, haciéndola preguntarle, que le sucedía.
¿Que le sucedía? Milo no lo entendía.
No estaba seguro de que era lo que sucedía en su cabeza, cada vez que pensaba en Kiana, siempre habían sido buenos amigos, incluso antes de tener el título de "mejores amigos", siempre se encontró cómodo en presencia de la morena y eso fue precisamente, lo que le hizo continuar con la amistad.
-Milo, estás demasiado raro- terminó por decir Kiana, dejando el móvil a un lado y cruzándose de brazos en el sofá- ¿que sucede?
-No sucede nada- dijo el nuevamente, tratando de sonreírle divertido, pero no lo logró- si sucediera algo, serías la primera en saber.
Ella frunció sus labios, sin creerle aún, pero no insistió con el tema, Milo respiró profundo, no podía permitirse arruinar su amistad con Kiana, no eso, podía arruinar absolutamente todo, con tal de mantenerla con el. Kiana era su otra mitad, ¿que sería de el sin su otra mitad?
-Saldré con Diana otra vez- dijo Milo de pronto, Kiana alzó la mirada junto a sus cejas, sin decir nada- ¿que opinas?
-¿Eso era lo que te tenía tan raro?- el no respondió- lo que opine, no cambiará el hecho de que saldrás con ella.
-No, pero, me gusta saber tus opiniones- sonrió el, dejando su asiento en la mesa de la cocina y caminando hacia el sofá, para sentarse a su lado. La chica recogió sus piernas desnudas hasta su pecho, abrazandolas.
-Es exactamente el tipo de chica que siempre buscas y la que siempre termina rompiendo tu corazón- dijo ella sonriendo sin mostrar sus dientes, dándole una mirada cansada- es lo tipico, sales con la modelo de seis mil seguidores en instagram, cenan, pasa lo que tiene que pasar, terminan sin congeniar del todo, no se ven más, dices que estás destrozado y luego buscas a otra. Es mucho de lo mismo, Mimi.
-¿Crees que no deba salir con Diana?
No.
-Eres mayorcito para tomar tus propias decisiones- se encogió de hombros- si es lo que quieres hacer, hazlo. Después de Diana, vendrá otra con un nombre cursi, lo presiento.
