𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐈𝐈

80 9 0
                                    

Al principio, habían construido una casa en el árbol en lo alto de uno de los altos pinos al lado del ryokan. Se turnarían para vigilar, mirando el camino en busca de sobrevivientes y los bosques en busca de Kyonshi. Ningún otro sobreviviente llegó y los Kyonshi no atacaban de esa manera. Aunque había muchos en el bosque, no estaban lo suficientemente organizados como para formar algún tipo de ataque. La única forma real de protegerse, era salir siempre en grupos. Si había que hacer tareas y hacer recados, los que iban siempre traían al menos otras dos o tres personas con el único propósito de vigilar.

Era el día de lavado de ropa. Jin ayudó a organizar un grupo para bajar al río. No podían lavar su ropa en las aguas termales, porque no deseaban que se contaminaran.

Incluso una excursión así de simple, requería la cooperación de casi todos. La pareja de ancianos y dos guardias se quedaron atrás, mientras que otros tres reunieron fardos de ropa sucia acarreándola en la espalda y llevaron tablas de lavar y jabón. Los tres restantes llevaban hachas para proteger a los otros tres. Habían descubierto que las hachas eran por lejos las mejores armas contra los Kyonshi. Eran pesadas con mangos largos. Un buen golpe podría decapitar a su atacante desde la segura distancia de un brazo. Los mantenían afiladas y listas todo el tiempo. Uno de los hombres armados con un hacha, tomó la delantera desde el frente, mientras que dos vigilaron la retaguardia. Los Kyonshi parecían preferir atacar por la espalda. Los que llevaban los bultos permanecieron muy juntos para que fueran más fáciles de proteger.

Fue su turno de llevar la ropa, no el hacha. Caminó en silencio junto a uno de los otros jóvenes, Hoseok. Este también era su compañero de litera y su mejor amigo. Había sido el cuarto sobreviviente en aparecer en el onsen. Los dos jóvenes habían gravitado rápidamente el uno hacia el otro, ambos de buen humor y propensos a la positividad, antes que la desesperación.

Fue un viaje silencioso hasta el arroyo. No hablaron. Hablar se limitaba al interior de las paredes protectoras del onsen y luego permanecían en silencio. Las voces humanas atraían la atención de los Kyonshi. Qué tan bueno era su oído, nadie lo sabía realmente, pero fuera de las paredes, nadie quería arriesgarse. Ahora estaban a principios de la primavera. El agua estaba gélida, y sus dedos picaban solo por tocarla, pero los lavanderos rápidamente se pusieron manos a la obra, frotando la ropa, las sábanas y las toallas, mientras los demás se mantenían en guardia. Yoongi era uno de ellos el día de hoy y eso hizo que se sintiera un poco más seguro.

Yoongi era un hombre atento, tenía los ojos y los oídos abiertos todo el tiempo y era mortal con un hacha. También notablemente abnegado, lo que contrastaba con uno de los otros
guardias, Jackson. Este era lo suficientemente amable, hablador y gregario, pero fuera de todo el grupo, él era el único en el que no confiaba. No lo había hecho, desde que lo atrapó acumulando latas de maíz y chile debajo de su cama después de que todos pensaran que se habían acabado. Nunca dijo nada al respecto, pero había algo en sus entrañas que sabía que, si Jackson tenía que elegir entre él y ellos, se elegiría a sí mismo todas las veces.

Incluso si todos los demás tuvieran que morir para que pudiera vivir, tenía la sensación de que Jackson aún elegiría salvarse a sí mismo. El rubio no sabía cómo, pero solo lo hacía; Jackson era el eslabón débil. Por eso, cuando configuró las rotaciones, se aseguró de que este fuera equilibrado por otros con los que sabía que podían contar, como Yoongi y Taehyung. Ambos eran del tipo "todos para uno, uno para todos", por lo que incluso si Jackson se diera la vuelta y huyera, los otros dos se mantendrían firmes.

Acababan de enrollar la ropa en un paquete, cuando hubo un crujido en el bosque a su izquierda. Sin palabras, los que no tenían hachas se amontonaron y bajando sus bultos por si necesitaban correr. Los tres muchachos que llevaban hachas se movieron para dar un paso al frente. Todos estaban nerviosos, pero notó que solo Jackson estaba sudando. No tuvieron que esperar mucho. Uno de los Kyonshi salió al claro rápidamente. Sus piernas estaban intactas, aunque le faltaban trozos de su torso y le faltaba toda la mandíbula inferior. Se preguntó brevemente cómo estaba comiendo, pero luego notó los dedos del zombi los cuales estaban manchados de rojo. Obviamente, solo arrancó trozos con sus propias manos y se los metió directamente en la garganta. Sus ojos eran de color rojo brillante. Todos sus vasos sanguíneos habían estallado. Al igual que todos los Kyonshi, había vasos sanguíneos rotos en todo el cuerpo y la cara, lo que le daba una apariencia horrible y monstruosa.

Mind Over Matter |KookJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora