Harry

1.3K 146 24
                                    

1/4/20

Íbamos de regreso al campus mientras hablábamos de cuánto nos faltaba para salir de la universidad, sorpresivamente a ambos nos faltaba poco y llegaba la parte de hablar de que haríamos luego de eso.

–Debo rendir cuatro parciales más para para junio, si salgo bien, ya debería comenzar a trabajar.

–Oh, yo debo terminar el año y ya estaría libre.

–Podríamos ver algo que quede cerca de mi trabajo y cerca del campus. Podría traerte todos los días si me prometes que luego volverás a salvo. Si no vivirás en el campus hasta que termines.

–No podría, lo sabes.

Me sonríe y yo muerdo mi labio inferior cuando el deja de mirarme.

–Adoro cuando te peinas así.

Me dice.

–Es solo un rodete.

–Tu cara es hermosa.

–Ya basta, me sonrojo.

–¿Y eso te da vergüenza? Mejor debería darte vergüenza restregarte contra mi en la noche y piensas que no me doy cuenta que lo haces a propósito.

Me quedo totalmente callado porque me toma desprevenido. Al recordarlo me sonrojo aún más y aprieto las piernas para no comenzar a lubricar.

–Y aún lo hacía en casa de mi madre. Solo me daban ganas de tomarte contra esas sabanas pero esa cama es ruidosa como la mierda.

Está hablando de una manera sucia que me encanta, pero su voz sigue siendo la que usa para una conversación amigable. Me estaba matando, hace bastante que moría por tenerlo dentro.

Tenía mi mano tomada con la suya mientras conducía. La movió hasta su dura entrepierna y yo solo pude jadear.

–Apenas lleguemos verás las consecuencias de tus actos, ¿si muñeco?

Asiento con la respiración agitada. Era la primera vez que me sentía tan emocionado por anudar. Un minuto después estaciónanos bajo el edificio y desabroché mi cinturón con rapidez para sentarme sobre el en un movimiento rápido.

Comenzamos a besarnos como si estuviésemos en el punto más alto del celo. Nos separábamos solo para tomar aire y volvíamos a besarnos.

–Aquí no.

–Solo... quiero chuparla.

–Harry, hay cámaras. Nos pueden sancionar.

Asiento a mi pesar sin ser capaz de separarme de él hasta poco tiempo después que me bajo junto a él del auto y entramos al ascensor enseguida.

Casi que corrimos al departamento y comenzamos a besarnos contra la puerta apenas la cerramos. Louis me tomo en brazos y rodee su cadera con mis muerdas mientras el amasaba mi trasero y marcaba mi cuello.

Su celular comenzó a sonar en su bolsillo, pero esta vez solo lo tomo para tirarlo en alguna parte del suelo. Me llevo hasta el sofá y comenzó a desnudarme por completo.

Hice lo mismo con el. Estaba tocando el cielo, el no tocaba como quería y se sentía tan bien que estaba a punto de llorar.

–No tenemos lubricante ni condones.

Me dice de la nada y yo lo empujo hacia abajo nuevamente porque estaba besando mis muslos tan bien que no era legal que se detuviera.

–Harry...

–Cierra la boca, No me importa eso.

–Pero...

–Estoy limpio, confió en ti. Luego tomaré algo para no embarazarme.

El asiente y levanta mis piernas para hundir su lengua en mi trasero. Yo gimo con fuerza y el la mete más adentro.

Lubricó bien hasta meter el primer dedo dentro mío. Adentrándome y sacándolo lentamente para que no me doliera.

–Otro.

El mete uno más para acompañar al primero y los mueve rápidamente. En forma de tijeras, adentrándose lo mejor que podía.

–Estoy listo.

–Necesitas estirarte un poco más.

–No, métela.

–Me conozco bien. No entrará.

–Pruébame.

Lo miro sobre mi hombro perdiendo la paciencia cuando no la mete y en su lugar agrega un dedo más. Bufo y se los hago sacar para sentarme en su regazo.

Ahora que la veía, quizá Louis tenía razón. Pero tenía dignidad y no iba a retrasarme ahora.

Le pongo un poco más de saliva, todo lo posible para dirigirla a mi entrada y comenzar a adentraros de a poco.

–Hijo de la gran puta condenada y la mierda.

Maldigo mientras entra porque, Jesús, me estaba estirando como nunca nadie lo había hecho.

–¿Omega, estas bien? No te sobreexijas.

–Cierra la boca, maldito mutante de mierda.

Una vez me siento por completo, siento que me esta perforando los pulmones. Obvio era solo impresión mía ya que no era posible. Pero me estaba tocando cosas que no sabia que podían ser tocadas durante el sexo.

Me desplomó sobre el rindiéndome.

–¿Quieres que...

–No, quieto.

Podría haberme corrido solo con lo borracho que me hacía sentir tener todo el pene de Louis dentro mío.

–¿Puedes moverte tu? Me rindo, tenias razón.

–Si amor.

Me levanta de las nalgas solo para salir un poco y volver a entrar, sacándome un gemido obcecó y alto.

Lo hace repetidas veces y no entiendo como pude pasar toda mi vida sin probarlo a el. Encajaba perfectamente en mi interior y me hacía sentir tan bien que me salían lágrimas de los ojos.

–Dios. Más fuerte, alfa, porfavor.

El me hace caso y después de eso me folla como un animal. Cambia de posición y me tira de espaldas al sofá. Entrando nuevamente en mi. Soy solo gemidos cuando levanta mis piernas para ponerlas sobre sus hombros.

Ya no era el Louis tierno y detallista que me traía flores. Era un animal sediento, sus pupilas ocupaban la mayoría del color azul. Me miraba como si fuera lo más deseable del universo y me hacía sentir tan pequeño. Su mirada me reclamaba como suyo de mil maneras, su cabello se pegaba a su frente por la transpiración, era rápido y profundo, puedo menos me di cuenta estaba corriéndome en mi estómago.

El siguió embistiendo hasta que su nudo comenzó a ocupar todo mi interior y dejarlo atrapado dentro mío por completo. Baja mis piernas y se acuesta sobre mi. Besando mi pecho con muchísimo amor.

Aún no me lo había dicho, pero sabía que me amaba. Espero que el supiera que yo lo amaba también.

Veinte minutos después el sale de mi interior y levanta mis piernas, de seguro estaba desbordando su semilla por mis nalgas, era una vista vergonzosa pero a el pareció gustarle.

–Eres tan hermoso.

–¿Me lo dices a mi o a tu semen?

–Harry, Que asco.

Me dice pero luego me besa. Nos da la vuelta para tenerme acostado sobre el.

–Auch.

–¿Que?

–¿Me arañaste la espalda? Me arde.

–Uhm, si. Creo que si, lo siento.

Se queda en silencio unos segundos más y vuelve a abrir mis muslos deslizando sus manos desde mi trasero a mis rodillas.

–Hagamoslo otra vez.

Creí que lo decía de broma, pero hundió sus tobillos en el sofá hasta comenzar a adentrarse de nuevo.

Que dios se apiadara de mi, porque Louis no parecía querer hacerlo.

Amor a segunda vista.[L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora