Si tan solo hubiéramos hablado

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Sinceramente, se sorprendía de que no hubieran rodado cabezas por los suelos todavía.

No lo malinterpretemos, ella sabía que tenían millones de razones para querer torturarla y matarla de la peor forma posible. Algo que por supuesto, no iba a suceder.

No era tan estúpida como para dejarse matar.

Él viaje había sido largo, y podía sentir su trasero tenso y adolorido de cabalgar por horas agarrándose a la espalda de Hitch para evitar caerse del caballo. Había pasado tanto tiempo desde que ella siquiera había caminado, que sus piernas se sentían tan entumecidas como si el hielo de su caparazón se hubiera quedado pegado a sus piernas.

Mientras estaba apoyada contra su antigua compañera de habitación, casi irreconocible, no pudo evitar darle vueltas al asunto.

Estaban demasiado desesperados si habían acudido en su ayuda.

Sinceramente, ella casi que prefería ser ejecutada en la guillotina y acabar de una vez con su vida de mierda, pero al parecer, ellos había decidido olvidar que hace apenas unos años, ella había aplastado cientos de vidas bajo los escombros de los edificios de la ciudad de Stohess. Ahora, repentinamente, se había convertido en una pieza clave de la batalla.

Los había escuchado.

Había escuchado los insultos y las patadas. Había sentido la mirada sorprendida, decepcionada, triste y a la vez indignada de Armin. Las mentiras de Reiner y Bertholdt y los ojos verdes de Eren mirando a través de su alma.

Los ojos de Mikasa que no desprendían más que odio, asco y repulsión.

Realmente, no fue culpa suya. Todo estaba preparado antes de que nacieran, antes de que ella misma naciera.

Pero las mentes brillantes de Marley no habían cuestionado la idea de que un chico, corrupto por el deseo de la venganza, se convirtiera en un problema para el estado e incluso para sus propios amigos.

La última vez que cruzó miradas con Eren, se sintió celosa. El deseo de proteger a todos, de acabar con esos monstruos gigantes que los devoraban sin compasión alguna ardía en sus ojos grandes y esperanzados.

Él era ...

Era.

Era increíble la cantidad de escombros que estaban esparcidos por aquellos caminos cuando Hitch la llevaba consigo. Muros, casas, rutas, arboles y plantas, todo destruido y con un aire grisáceo.

Tanto había dormido ella que el niño había pasado de ser un chico valiente, cabezota e idiota, alguien que daría su vida por sus mejores amigos, a ser un ser tan despreciable que incluso había causado la muerte de Sasha?

Poco a poco, sin darse cuenta, había sido cegado por la ira que se escondía en su interior. Y, día tras día, las historias de Armin se tornaban peores, más oscuras y más hirientes.

Eren había cambiado, ellos se habían transformado para poder acogerse a él, y al final, habían destapado el infierno.

...

La noche era fresca, y si era honesta, no tenía mucho que hacer. A su lado, Reiner se había convertido en un muñeco mudo que solo miraba las brasas de la hoguera que habían encendido. Así que descartó la posible idea de conversar de manera civilizada con él, aunque nunca lo había hecho.

Se habían sentado en círculo alrededor del fuego, y el ambiente tenso que se había esparcido en el bosque comenzaba a afectarlos de sobremanera. Hange preparaba un estofado rico en patatas, alegando como los ayudaría a recuperar energía rápidamente, a su lado, el capitán comía con calma.

Si tan solo hubiéramos habladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora