¡𝓂𝒾𝑒𝓇𝒹@ 𝓃𝑜 𝒽𝒶𝓎 𝒾𝓃𝓉𝑒𝓇𝓃𝑒𝓉!

05

— Sólo tocar —dijo Minho antes de que se volviera peligroso.

— Sólo tocar —repitió Chan. Paso sus manos por el pecho de Minho sintiendo su cálida piel— Voy a tocar tus tetillas.

Minho asintió quieto dejando que las manos contrarias lo recorrieran y apreciaran, suspiró suave cuando sintió el tacto de los dedos en los botoncitos de su pecho.

— Chúpalas —exigió, Chan apartó sus dedos y acercó su rostro a su pecho, delineó con su lengua la base café y después el pequeño botoncito, Minho soltó un gemido— No pares.

Las manos de Chan se aferraron a las caderas del mayor y siguió chupando esa parte de su cuerpo, lamiendo y jugueteado con la otra con sus dedos.

Le dio un último beso y recorrió un camino hasta el ombligo provocándole cosquillas a Minho, su lengua se hundió en el orificio, el pene erecto de Minho chocaba contra su mejilla.

Sus manos ahora se encontraban en las piernas esbeltas de su hyung, masajeando los muslos y apretándolos con fuerza y luego se movieron hasta las mejillas de su trasero para amasarlos a su gusto.

Su lengua seguía jugueteando con el ombligo.

— Se siente bien —avisó Minho— Pero es mi turno y también quiero tocarte.

Chan gruño y se apartó poniéndose completamente de pie y en posición de firmes.

Estaba algo rígido pero esa compostura se descompuso, cuando Minho paso su lengua por su oreja. Escalofríos recorrieron el cuerpo de Chan.

Minho dibujó una línea de saliva desde la oreja pasando por el cuello y terminando en la tetilla derecha.

Las acarició hasta ponerlas erectas.

Paso sus manos por el pecho del menor y después camino rodeándolo hasta quedar detrás de él y admirar su ancha espalda.

Delineó el camino de su espalda con la lengua.

— Joder, mierda —Chan apretó los puños, su mano moviéndose a su excitado pene.

— No —Minho la apartó— No está en las reglas que te toques.

— ¿Quién puso las reglas?, ¿tú? —preguntó— Te tengo noticias, se acabó tu turno, ahora me toca poner las reglas.

Minho sonrió

— Está bien, ¿qué hacemos?

— Quiero ver cómo te tocas, ¿tú quieres verme?

Minho asintió mirando el grueso pene del mayor.

— Quiero verte y tocarte también.

— Entonces vamos a olvidar lo de vernos, quiero tocarte también, ¿límites?

— ¿Oral?

Chan asintió.

— Vamos a tu cama para acostarnos.

Minho asintió, recogió su ropa y caminó hasta a su habitación con Chan detrás. Se acostó en la cama con la cabeza hacia arriba y Chan hacía abajo.

Ambos rostros frente al miembro del contrario.

— Sólo tocar —dijo Minho— Por ahora...

— De acuerdo.