Nunca sucederá, ¿o sí? Estoy escondiendo la sonrisa que se asoma cada vez que el ego habla por ti, y encubriendo las ganas de sucumbir a tus encantos y tu humor complicado. ¿Cómo ocultar el impulso de convertirte en mío finalmente? Si no puedo negar nuestra química y estar en el punto entre querer besarte o querer asesinarte, me frustras tanto que eres la única persona en la que puedo pensar.
Pero en medio del caos, está la esperanza. De que un ciego te abra los ojos, de que un mudo te muestre el poder de las palabras y un sordo te haga escuchar el silencio de la vida. Entre el caos y yo, estás tú. Aquel que parece contarme todo, pero, en realidad, de él no sé nada. Que todo en ti grita peligro, pero eso no es impedimento para caer en tu hechizo.
"¿Qué? ¿No puedo morirme por ti?"—dijiste incrédulo.
Claro que puedes, pero no creo en tus ojos soñadores que se desvelan toda la noche, no creo en tu boca traviesa que dice contarme la verdad o en tus manos suaves que guardan intenciones ásperas. Me gusta y aun así quiero que suceda, bailando a un solo paso en falso de desfallecer en tu boca.
Eres todo lo malo sin resentimiento de amarlo, ya que eres un pecado. Simplemente el aura de un ángel caído, y yo queriendo ser tu fruto prohibido.
Engáñame, miénteme que no te creo y a la vez quiero que sea cierto lo que dices. Tócame, bésame y dime que no te gusto para largarme sin ilusiones. Porque nunca unos ojos marrones me hicieron delirar como los tuyos, jamás anhelé fundirme y rechazar uno labios al mismo tiempo. Eres todos mis vicios.
Esta relación de amor y odio me tiene en confusión, tener el intenso deseo de querer complicarme la vida contigo porque no entiendo si estamos ligándonos o empezando una pelea. ¿Podríamos besarnos sabiendo que ambos nos estamos apuñalando por la espalda? ¿Acaso no te mueres por darme un beso? Porque yo sí.
Aparentar ser enemigos en privado y ser delatados por nuestros cuerpos desesperados en público. Ahora sé que un hombre cautivador es una cosa muy peligrosa y más cuando confiesan sus deseos más atrevidos y profundos, pero nunca creyéndoles.
"Sé que tú también lo quieres"—susurraste contra mis labios.
Hay cierta intimidad en el que ambos nos miramos, así como los ojos de un enemigo se entrelazan en la competencia que los ata hacia el otro. Somos de ese tipo de enemigos que sabes que no ganarán, pero les encanta estar en guerra, igual que el amor, un juego perdido. Tan letal que corremos el riesgo de derretirnos al estar juntos.
No hay punto medio, en ruinas, donde luchamos por mantener nuestras máscaras puestas y las armas en juego. No me sorprendería que tus dulces besos me sepan a ira y tu furia a pasión, haciendo el amor y la guerra al unísono.
Porque, cariño, me gusta que estés en mi vida y que me jodas con esmero la existencia. Me gusta que seas tú, mi ángel caído, siempre mi vicio.
BHR.
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Melancolía a medianoche
RomanceRelatos cortos, eso es a lo que me dedico las noches que mis pensamientos no me dejan dormir. A más de uno se le ha roto el corazón, y muchos más se han enamorado. O tienen miedo de hacerlo. Soy una de esas personas, a la que le pasa todo y termina...