Capítulo 11: Ya no más traumas

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-Hola mamá -dijo Benjamín.

Puso su mano izquierda tocando su pecho, mientras sentía que su corazón saldría de su pecho, sin embrago, no hubo ningún tipo de respuesta de parte de su madre, pero esto no era inusual para Benjamín quien dijo:

-Supongo que no puedes hablar, cuantos medicamentos estarán circulando en ti ahora.

Benjamín se acercó a la cama de su madre, se sentó a su lado y con su mano izquierda comenzó a acariciar suavemente la cabeza de su madre, pero su madre estaba estática, no reaccionaba ante nada y tenía la mirada completamente pérdida en el abismo de sus pensamientos.

Benjamín, sin embargo, no desistió y continuó hablándole a su madre.

-Oye mamá, ya estoy en último año ¿Sabes? Pronto me graduaré, este año ha sido algo diferente de lo usual, a pesar de que apenas estemos en marzo han pasado muchas cosas.

La madre de Benjamín solo miraba a la nada, parecía que ni siquiera escuchara lo que le decía su hijo.

-¿Sabes mamá? Han pasado 3 años desde la última vez que vine, esa vez tampoco reaccionaste ante nada que te dijera, es horrible ¿Sabes? Te extraño mamá...

Entonces Benjamín tomó aire y dijo las palabras que harían reaccionar a su madre:

-Tengo pensado visitar la tumba de papá.

Esas palabras fueron más que suficiente para que la madre de Benjamín reaccionara, pero no de buena manera, su madre comenzó a gritar desenfrenadamente:

-¡NO,NO,NO!, ¡TU PADRE NO!

Esas eran las palabras que pronunciaba la madre de Benjamín en un estado de desesperación absoluta, de sus ojos también empezaron brotar lágrimas y sus manos comenzaron a temblar, Benjamín asustado por ello empezó a gritar:

-¡MAMÁ, MAMÁ, POR FAVOR CÁLMATE, TE LO RUEGO!

La madre de Benjamín no hacía caso a su hijo, en eso, a la habitación ingresaron, las enfermeras, que habían escuchado los gritos, tan pronto como pudieron le inyectaron un tranquilizante a la madre de Benjamín y le pidieron a Benjamín que saliera un momento de la habitación para que su madre se tranquilizara.

Benjamín estaba sentado fuera de la habitación, sentado en una banca se encontraba llorando, los mares de lágrimas no paraban de salir de sus ojos, estaba allí para darle fin a todo, pero su madre no podía cooperar con ello, ella estaba muy lastimada psicológicamente y era casi imposible tener una conversación razonable con ella.

Tras varios minutos, de la habitación salió una enfermera, ella era Jannis, una mujer que había tratado a la madre de Benjamín durante todos estos años.

-Lo siento Benjamín, tu madre quedó adormecida, tras la inyección -dijo Jannis.

-No importa Jannis, de todas formas, parece que no podré hablar con ella, supongo que ya será para la próxima -dijo Benjamín, mientras se limpiaba las lágrimas de sus ojos.

Benjamín se levantó de la banca y se dispuso a retirarse del lugar, pero...

-No te rindas Benjamín -dijo Jannis, mientras tomaba del brazo a Benjamín.

-¿Qué dices Jannis, ya no hay nada que hacer? -respondió Benjamín con la cabeza abajo.

-No Benjamín, te lo prometo, tu madre ha mostrado avances notables, pero debes darle más tiempo, se que podrá ser la misma de antes.

Benjamín hizo caso a la enfermera y regresó a la habitación, al entrar en ella, volvió a sentarse al lado de su madre, sentado allí y con los nervios de punta, Benjamín dijo:

-Bueno mamá, se que tal vez no me escuches, o que probablemente no puedas entenderme, tampoco espero que puedas responderme, pero... no importa, yo vine a hablar contigo y de aquí no me iré hasta hacerlo.

Benjamín tomó aire y dispuesto comenzó a hablar a su madre:

-Por donde empezar, han sido 2 años desde que no nos vemos, pero la verdad los últimos meses de mi vida son lo único importante que ha pasado, aunque no lo creas mamá, encontré a una chica ¿Sabes? Ella es increíble, es muy fuerte y tiene carácter, pero... hay algo que me disgusta de ella, sus traumas no la dejan avanzar, siempre se ha encapsulado en su falso yo como medida de aislamiento, eso no esta bien, eso le hace daño, debería parar, debería dejar ir el pasado que tanto la lastima, es horrible, tan horrible, se parece tanto a... mí.

Sin darse cuenta, Benjamín estaba describiéndose a través de Lisa, no cabía duda, ambos estaban igual de dañados, ambos se habían encapsulado en si mismos, ambos seguían sufriendo en silencio, ambos eran horribles.

Benjamín comenzó a llorar nuevamente, mientras que a la vez se reía, se reía por lo idiota que había sido, tanto que criticó esa forma de ser de Lisa, pero después de todo él era igual.

-Vaya, estoy llorando de nuevo, ¡JAJAJAJA!, solo soy un idiota -dijo Benjamín a sí mismo.

En ese entonces pasó lo impensado, la madre de Benjamín volteo a verlo, al voltear dejó salir de ella una tierna y sincera sonrisa, al a vez, también colocó su mano en el hombro de su hijo y le dijo:

-No llores más Benja, cuéntame más de esa chica ¿Quieres?

Benjamín secó sus lágrimas y abrazó a su madre como si nunca lo hubiera hecho.

-Hace cuanto no me llamabas así mamá -dijo Benjamín con su voz entrecortada.

La madre de Benjamín, se repuso y se sentó en la cama, pidió a su hijo que se sentara a su lado, Benjamín lo hizo y comenzaron a hablar, su conversación se extendió por horas, hacía años que Benjamín no podía establecer una conversación con su madre, Benjamín no solo le hablo de Lisa, sino también de Jacob y Sara, a quienes ya consideraba sus amigos, también le hablo sobre la escuela y sobre cualquier cosa que se le ocurriese, tanto fue el tiempo que estuvieron juntos, que Benjamín se quedó dormido a un lado de su madre, la cual exigió a las enfermeras que ni se les ocurriera despertarlo y así fue.

A la mañana siguiente, Benjamín se despertó al lado de su madre, no lo hacía des que era un pequeño infante, pero se sentía como si lo fuera, este momento para él era inolvidable, sin más se despidió de su madre y por supuesto también de Jannis, al irse su madre lo detuvo y le dijo:

-La próxima ves quiero que traigas a esa chica ok.

-Eso haré mamá, es una promesa.

Al salir del hospital mental, Benjamín tomó un autobús y fue directo al cementerio, antes de entrar, compró unas flores y unos implementos para limpiar la tumba de su padre, al llegar limpio toda la tumba y le colocó flores, los trabajadores del cementerio estaban impresionados, en los 10 años que llevaba esa tumba allí nadie había llevado flores y mucho menos la habían limpiado, al terminar, Benjamín se sentó en el césped a un lado de la tumba.

-Hola papá -dijo Benjamín con una sonrisa en el rostro -se que ha pasado mucho tiempo, pero por fin vine a visitarte, ¿Sabes? Le hiciste mucho daño a mamá, aún ella esta tratando de superarlo, yo también estaba sufriendo, por ello no venía aquí, pero eso se acabó, ya no serás más un fantasma de mi pasado papá, a partir de hoy declaro que... ¡TE PERDONO PAPÁ!

Muchas gracias por leer el capítulo

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La Chica De La Sonrisa MisteriosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora