Las antorchas brillaban y tintilaban en lo alto de las torres del Palazzo Vecchio y el Bargello, y tan sólo unos pocos farolillos destellaban en la plaza de la catedral, algo más hacia el norte. Algunos más iluminaban los muelles a lo largo de las orillas del río Arno donde, por tarde que fuera para una ciudad en la que la mayoría de la gente se retiraba a su casa con la llegada de la noche, se distinguían entre la penumbra unos cuántos marineros y estibadores. Algunos marineros trabajaban aún en sus barcas y botes, apremiados para llevar a cabo las últimas reparaciones de los aparejos y enrollar debidamente los cabos sobre la cubierta oscuras y recien fregadas, mientras que los estibadores se apresuraban arrastrando o cargando bultos para encerrarlos en la seguridad de los almacenes cercanos.
También en las tabernas y los burdeles cetellaban las luces, pero muy poca gente rondaba por las calles. Habían transcurrido siete años desde que Lorenzo de Medici, que por aquel entonces contaba veinte años, fuera elegido para gobernar la ciudad, trayendo con el al menos cierta sensación de orden y tranquilidad a la intensa rivalidad reinante entre las principales familias de banqueros y mercaderes que habían convertido Florencia en una de las ciudades más ricas del mundo. A pesar de ello, la ciudad no había dejado de estar e constante ebullición, algunas de ellas cambiando sus alianzas, otras manteniéndose siempre como enemigos eternos e implacables.
Florencia, en el año del Señor de 1476, incluso en una noche de primavera impregnado por el dulce olor del jazmín, cuando casi era posible olvidar el hedor del Arno sí el viento soltaba en la dirección adecuada, no era el lugar más seguro para pasear después de la caída del sol.
Había una figura vestida de negro. El joven, de tan sólo diecisiete años , pero alto y orgulloso. Examinando con concentración la vecindad, se llevó una mano a la boca y silbó, un sonido leve pero penetrante. Como respuesta primero uno, luego tres, después una docena, y por fin un mínimo de veinte hombres, jóvenes como el, todos con espadas y dagas al cinto. La banda de jóvenes de peligroso aspecto se desplego en abanico, sus movimientos seguros y arrogantes.
El joven bajo la vista había la caras de impaciencia, pálidas bajo la luz de la luna, que lo miraban. Levantó el puño por encima de la cabeza a modo de desafiante saludo.
_____¡ Permaneceremos unidos!______gritó, y también ellos levantaron el puño, algunos desenfundando sus armas y blandiendolas, y victoriaron:
___¡Unidos!
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Assassin's creed renaissance
AksiLa historia transcurre en el siglo 15 y no habrá títulos en los capítulo para no arruinar la historia :D La primera novela de una apasionante saga basada en el videojuego líder en vuelta de Ubisoft, Assassi's Creed.