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La pequeña azabache sostenía a su nuevo felino entre sus brazitos, moviéndose ligeramente de lado a lado en busca del sueño de este.

Desde la otra esquina de la habitación, Danielle observaba la tan linda escena con una sonrisa, junto a sus grandes ojos que, esta vez llevaban consigo un brillo especial.

Era como ver a un gatito cuidar de otro gatito. Pensaba.

Sin contenerse por mucho tiempo, y sin siquiera intentarlo realmente, la extranjera se acerca a su amiga casi a saltos.

—Haerin~

—Shhh —la calla, mirándole feo—. Lo despertarás.

—Yah~ —pucherea, hablando bajo, pero a la vez acercándose más al cuerpo ajeno—. ¿Ya escogiste un nombre? —pasó sus manos por detrás de la cintura de Haerin y la abrazó.

Kang no hizo nada, sabía lo pegote que era su amiga. Y en secreto le encantaba.

Quizás demasiado.

—Cookie —respondió, sin más.

—Yo creo que debería llamarse Danielle, es un lindo nombre —bromeó, riendo ligero.

—Que feo. Cookie es mejor —ahora era ella quien reía, sintiendo a Danielle fruncir el ceño cerca de su cuello.

—Mala~ —lloriqueó, y se separó, caminando hasta la cama para luego recostarse y suspirar.

Debían hacer al menos unas cuatro tareas, pero al parecer su amiga estaba muy ocupada con su nuevo trabajo de madre.

Probablemente terminarían copiándole todo a Minji.

—Danielle —medio gritó emocionada la más bajita, aún con el gato en sus brazos—, míralo, está con la lengüita afuera —se acercó a la cama y bajó su cuerpo, dejando visible al animal con su rosa lengua expuesta.

Igual a Haerin cuando sacaba su lengua porque estaba concentrada.

—Que gatito más bonito eres, Cookie —le decía al felino, con voz aniñada.

—No más que tú, gatita Rinnie.

—Ya, Dani —le reclamó con un leve sonrojo. Danielle siempre hacia ese tipo de comentarios que la dejaban toda rojita.

La tarde de las chicas fue una mezcla entre charlas y ver al animal dormir, aprovechando de sacarle fotos por lo adorable que se veía.

Y Danielle no perdió la oportunidad de fotografiar a su amiga también, pidiéndole que le sonriera bonito como siempre lo hacía.

Luego de eso, Marsh se largó de su casa, no sin antes decirle a su amiga que debería cambiarle el nombre a Danielle.

Luego de eso, Marsh se largó de su casa, no sin antes decirle a su amiga que debería cambiarle el nombre a Danielle

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Tengo otra historia Daerin en mi perfil (no sé por qué, pero no sale en los #), por si gustan ir a leer.

marsh kang kitty | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora