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—¡Vamos Rinnie~, Cookie Marsh Kang suena hermoso!

—¡No tendrá tu apellido, Danielle!

Y así llevan toda la tarde, Danielle insistiéndole a Haerin que la deje ser la otra madre de Cookie y Kang simplemente negado.

—¡¿Por qué no?! Sería una grandiosa madre... Y esposa —susurró lo último, pero lo suficientemente alto para que Haerin pudiese escuchar.

Bingo, ahí otra vez.

El rubor en las mejillas de Haerin con esos ojitos tímidos es algo por lo que Danielle mataría. Siempre le ha gustado.

—¡Yah~! —se cubrió el rostro con las magas de su suéter, el cual de hecho, era de Danielle y le quedaba un tanto grande.

—¿Pero por qué no? —le hizo un puchero, Haerin al ver esto la fue a abrazar.

—Porque... Mmh, como tú dijiste, si eres la otra madre, serías mi... Mi-

—Tu novia, exacto —la azabache le pegó en el pecho, y ella rió—. Vamos, Rinnie, por favor, déjame ser la mejor madre y esposa que pueda haber —exageró, sólo para molestarla.

—Danielle. Es que... Es que tú no entiendes.

—Yo no entiendo qué —preguntó, extrañada.
Haerin se separó de su pecho y subió su mirada hasta los ojos contrarios.

Iba a contestar, pero sintió como si las palabras se le enredaran dentro de su boca, así que calló, bajando la cabeza otra vez.

—Haerin, oye —Danielle la miró con otro puchero, no sabía por qué su amiga ahora se veía triste—. ¿Qué pasa, gatita?

Kang pegó su rostro a su pecho, susurrando:

—Bésame.

La escuchó, claro como el agua. El corazón de ambas latía fuerte, Haerin aún no la miraba y Danielle no sabía si lo decía en serio.

Al no obtener respuesta, la menor decidió separarse un poco y volver a hablar.

—El problema es que me gustas, así que si aún, sabiendo eso, quieres ser una buena esposa y madre, demuéstramelo... Con un beso, es la única manera que me asegure que serás buen-

Sus palabras fueron calladas. Los labios de Danielle atacaron los suyo, mientras tomaba una de sus mejillas y enterraba sus dedos en esta.

Haerin, aún con el corazón en la boca, lo
siguió, dejándose llevar por la extranjera, quien dominaba el beso con sus belfos sobre los inferiores de Haerin.

Duraron un largo tiempo así, en donde Marsh terminó con una mano en su cintura y la otra donde mismo la había posado antes. La azabache dejó sus brazos apoyados en los hombros contrarios, disfrutando de la cercanía de sus pechos.

Un maullido a sus pies las hizo separarse, bajando ambas la vista hasta el suelo, donde Cookie lloriqueaba por mimos.

—Ven aquí con mamá dos —dice Danielle, tomándolo en brazos. Haerin le hizo cariño a lo largo de su cabezita mientras el gato ronroneaba.

Al fin Cookie estaba con sus mamitas.

—Cookie Marsh Kang, eres hermoso como tu madre —sonrío y le robó un pico a Haerin.

Ambas rieron entremedio.

—Bueno, ahora que lo pienso, ese estúpido apellido no le queda tan mal —comentó Haerin, con otra sonrisa.

Marsh chilló emocionada, bajó a Cookie y la abrazó tiernamente antes de volver a juntar sus labios por lo que serían unas largas horas, y de seguro, con varias interrupciones por parte del señor gato Marsh Kang.

Fin

marsh kang kitty | daerinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora