Esos días oscuros en los que desearías no existir.
En los que piensas en los crímenes perfectos. En que piensas la forma perfecta de que no te descubran. O en la mejor forma de que sepan que fuiste tú.
Piensas en los peores momentos de tu vida.
Días, en los que desearías guardarte a ti y a tus sentimientos en una fria y claustrofóbica caja de metal donde se cierren las paredes hasta suprimirte.
Hasta desaparecer.