Capítulo único.

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Parecía ser una situación de "los opuestos se atraen" entre ellos dos.

Al menos así se veía esta relación para ambos, por ponerlo de forma sencilla. Eran diferentes incluso en lo físico, su altura, su cabello, su porte. Era una vista casi incómoda para quien los tuviera juntos y enfrente; con uno pelinegro y de peinado corto, unos ojos rubíes que daban terror, piel enfermamente pálida y parado al metro setenta y siete con un aura asesina y desenfrenada.

El otro era casi un titán por comparación. Tenía una melena rojiza y salvaje, de un largo hasta la espalda baja, unos ojos perdidos en pensamientos, y el aire de quien no estaba completamente ahí.

También estaba el hecho de que uno era un demonio y el otro era un cazador.

Podría ser que el demonio simplemente estaba fascinado con la fuerza de aquel hombre. No todos los días se hallaba cerca de la muerte ante las manos de un mero humano. Uno que desarrolló la maldita técnica que mataba a su propia especie a diestra y siniestra...

Aun así, no encontraba la voluntad para enfurecerse. No cuando tenía a un gran candidato para sus doce lunas enfrente.

Por ahora, sin embargo, podía hallar placer en el hecho de que este gigante varón estaba igual de fascinado con él, aún a regañadientes.

De ahí este fascinante progreso entre ambos.

Él tarareó mirando al hombre recostado en el suelo, arrodillándose entre esos muslos musculosos con ese haori rojo levantado para revelar su piel bronceada.

Incluso después de ser exiliado de la organización, de alguna forma conseguía retener tal figura de la cual gustaba admirar, gustaba buscar en aquellos que reclutaba. Además, ¿imaginarlo peleando junto a Kokushibo con la combinación de sus técnicas?

Si lograba convencerlo, sus lunas demoníacas tendrían una arma poderosa.

De todas formas no venía por eso hoy.

–  ❝ Hmmm... Para alguien que vaga por ahí, realmente te has mantenido en buena forma, Yoriichi.

Inclinó la cabeza hacia abajo para verlo mientras las luces de aquella pequeña posada iluminaban su figura. Gentilmente masajeó entre esas preciosas piernas, apretando su pulgar con suavidad sobre el bulto que comenzaba a formarse.

–  ❝ Me complace saber eso. Estuve algo preocupado al escuchar que te expulsaron.

Yoriichi gruñó suavemente cuando su fundoshi fue jalado a un costado para exponerlo al clima invernal. Su falo tembló por la brisa helada, una pequeña gota de líquido preseminal cayendo de la punta por ser tentado durante la media tarde desde que vio al demonio entrar al establecimiento.

Habían muchas personas aquí que buscaban escapar de casa o del frío exterior.

No como él. Él solamente estaba aquí porque intentaba (y fallaba en) encontrar a su hermano mayor y arreglar lo que podía alcanzar en este mundo...

Tal vez por eso es que quería acercarse tanto al demonio que causó tanto sufrimiento. Dejarle entrar en él lo suficiente para hallar lo que necesitaba.

Suspiró levemente, un gemido silencioso siendo arrancado de él cuando el demonio envolvió su mano alrededor de su miembro, su mano contraria brillando con un toque de aceite mientras se deslizaba hasta su entrada.

–  ❝ A veces, cuando te tengo así... Pienso en todas las cosas que haría contigo si fueras un demonio...

El cazador se muerde el labio inferior cuando esta... criatura nocturna rasguña con suma delicadeza sus paredes internas con sus garras, azuladas y afiladas. Cuidadosamente esparcen el aceite dentro suyo, aflojando su interior en busca de algo que siempre se hallaba deseando. El demonio era bueno para hacerlo buscar más mientras sacudía sus caderas entre ese par de manos, sintiéndose como las cuerdas de un shamisen al ser ajustado y acomodado a su parecer.

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𝘋𝘰𝘯𝘥𝘦 𝘤𝘳𝘦𝘤𝘦 𝘦𝘭 𝘤𝘳𝘦𝘱𝘶́𝘴𝘤𝘶𝘭𝘰.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora