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HP.9.1
Jungkook está enamorado, pero su amor es prohibido, Jimin siente algo por él, pero teme decirlo.
Cuando por fin los sentimientos salgan a flote, tendrán que lidiar con la ola de deseo y pasión que se desencadena cada vez que están...
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Con mi mano libre, acerqué su rostro y uní nuestros labios en un nuevo beso.
Nos besamos suavemente, sin apuro, disfrutando la calidez del encuentro de nuestras bocas; poco a poco su mano liberó la mía, permitiéndome tomarlo por completo entre mis brazos. No había culpa, pero, sin embargo, ambos sabíamos que estábamos haciendo algo prohibido. Aunque en ese momento, éramos felices, estábamos disfrutando cada segundo... Y no había nada en el mundo que pudiera hacernos creer lo contrario.
Separamos nuestras bocas en busca de aire, y al mirarnos fijamente a los ojos, lo que encontramos fue deseo puro. No importaba nada más, ese era el momento y lugar indicado. Volvimos a besarnos, Jimin me sabía a pecado, a deseo, a pasión, lo deseaba, lo necesitaba.
Sin miedos, sin barreras, en entrega total de nuestros cuerpos, fuimos cediendo a ese sentimiento que nos embargaba... su cuerpo yacía bajo el mío, en el sofá de su sala, nuestra ropa completamente desordenada, nuestros corazones latiendo a mil por hora, mis caderas empezando a presionarse contra él, rozándonos sobre la ropa, calentando el ambiente, calentando aún más nuestros cuerpos, deseosos de poder ir más allá.
Mi mano tomó vida propia y muy suavemente, empezó a deslizarse bajo su camisa, tocando su suave y tersa piel, iba subiendo por su abdomen, delicadamente, hasta que llegó a tocar esos botoncitos que ansiaba tanto, no solo tocar. Empecé a frotarlos y empezó a retorcerse bajo mi tacto, un gemido se escapó de su boca y con ambas manos en mi pecho, me empujó.
—Espera, Kook —logró decir aún agitado.
—Lo siento —pensé que había ido muy lejos. Quizá se estaba arrepintiendo, pero ¡no! Sus ojos decían lo contrario— ¿Qué sucede?
—¿Q-quieres —trago saliva— continuar en mi habitación? —Me puse de pie como si tuviera un resorte, lo tomé de las manos, para ayudarlo a levantarse y lo besé. Fue un beso corto, pero pasional.
—Sabía que esa sería tu respuesta.
Mordió su labio inferior, sus mejillas tenían un tono rosado que lo hacía lucir tierno. Tomó mi mano y casi me arrastró hacia las escaleras.
No pude evitar sonreír.
Íbamos a mitad de camino, en el descanso, se detuvo y giró para quedar frente a mí, mirándome directamente a los ojos. Era tan hermoso, Dios, quería besarlo, sus labios me volvían loco. Subí el escalón que me faltaba acortando la distancia, lo cargué, pegándolo contra la pared, el enrolló sus piernas en mi cintura y volvimos a besarnos, esta vez devorándonos la boca, con necesidad y deseo. Nuestra respiración era trémula.
—V-vamos... —alcanzó a decir él contra mis labios, sin intensión de terminar con el beso y empecé a caminar, sin temor a tropezarme y caer, la adrenalina del momento me impulsaba a seguir.
Tres escalones nos separaban del suelo firme, conocía tan bien la casa, la recorrí tantas veces cuando era un niño... subía corriendo estas mismas escaleras, una y otra vez para llegar a su habitación, que es la última, al final del pasillo, y poder verlo a escondidas...
𝕰𝖛𝖎𝖎𝕭𝖑𝖚𝖊 ʚĭɞ
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