-Enid. -pronunció, llamándole la atención. -quédate quieta, estás manchando todo con sangre.
La rubia solo emitió un gemido similar al de un cachorro. Quería gritar por el ardor que sentía cuando la más pequeña le limpiaba la herida con aquella tela esterilizada, pero no lo haría porque su gótica novia usaría otros metodos que prefería no mencionar en este momento. Por lo que, atinó a enterrar sus dientes en su labio inferior para así intentar apaciguar el dolor.
-dios, Enid, no hagas eso. -tomó el mentón de la menor y acarició el labio herido con el pulgar, acción que hizo ruborizar a Enid. A pesar de la fría expresión que siempre mantenía, en sus ojos se podía apreciar la preocupación. -si te duele, solo aférrate a mí.
-bueno... -respondió, algo temerosa, mirandola a los ojos. Con solo hacer eso, comenzó a sentirse nerviosa.
Y por ello, también se sentía estúpida. Merlina y ella eran novias hace más de seis meses, sin embargo, en cada ocasión que la tenía así de cerca, no podía evitar actuar de manera torpe. A la mayor le causaba ternura el efecto que tenía en ella, por lo que a veces no resistía y decía cualquier comentario avergonzando a Enid sobre su comportamiento.
Merlina, rozó otra vez aquella tela contra la piel herida de la rubia sin previo aviso, por lo que ésta aferró sus manos en el cuerpo de la chica gótica casi chillando del dolor. Merlina dio un saltito de la sorpresa ante la repentina acción de Enid.
-Enid... -ésta miró con lágrimas en los ojos, a Merlina quien mantenía los ojos cerrados, le daba la impresión de que estaba molesta.
-Merlina, me duele. -sollozó, formando un puchero.
-cuando dije que te aferraras a mí, no me refería a mi trasero. -explicó entre dientes, sin moverse todavía.
-lo siento. -relajó el apretón de sus dedos en la anatomía de Merlina, a lo que esta soltó un quejido de disgusto.
-no dije que me molestara. -la rubia solo sonrió vergonzosa ante su respuesta. -sólo no aprietes tan fuerte.
La chica de trenzas cambió la tela por una nueva para terminar de limpiar la herida de su frente. En su mente aparecía la imagen de una caótica Enid lamentándose por su rostro que estaría marcado por un par de semanas, sin embargo, a ella le parecía atractivo, tanto que la hacían más hermosa a su parecer. Se dejó llevar por sus pensamientos, que de manera inconsciente lamió y mordió su labio inferior.
-listo. -espetó dejando todo lo utilizado y sucio en la basura, acercándose nuevamente a Enid y quedando entre sus piernas. -ahora solo tienes que evitar ser tan descuidada.
Demandó deslizando un mechón de cabello rubio detrás de su oreja mientras conectaban sus miradas, para luego acariciar la mejilla de Enid, ésta sintiendo la calidez de la mano de Merlina.
-¿me contarás como te pasó esto? -cuestionó, apoyando ambas manos en los muslos de la menor. Enid tragó con dificultad, reconoció ese tono de voz, no importa lo que haya sucedido, iba a recibir un regaño de su parte de todas maneras. -Enid.
-oh, mi dios. -chilló antes de comenzar a hablar. -yo solo... estaba jugando con Dedos y resbalé.
Miró avergonzada sus manos, mientras Merlina se mantenía en silencio.
-¿es en serio? -preguntó, perpleja. -¿qué clase de juego era para que terminaras así? ¿o, fue alguna maldad de Dedos? porque si fue él, juro que voy a rebarnarle los dedos como salchichas.
-¡no, dios! -exclamó, intentando calmar a su novia. -sabes que él sería incapaz de hacerme daño, tanto a mi como a ti. Por dios, Merlina.
Y era cierto, conocía muy bien a Dedos, tanto él como Largo eran muy leales e importantes para la familia Addams.
-está bien, no lo haré... aún. -dijo más calmada. -ahora cuéntame, ¿qué pasó?
Merlina observó las facciones de su novia mientras hablaba contándole con detalle lo que había pasado. Le gustaba tanto cuando su cabello se movía al compás de sus exagerados y torpes movimientos, parecía un verdadero golden retriever a su parecer.
Tenía unos gestos tan particulares al momento de hablar, el movimiento tan atrayente de sus labios, y esa sonrisa que se dibujaba en su rostro al final de cada oración, ¡le encantaba!-Merlina, ¿me estás escuchando? -la nombrada miró de manera inmediata a Enid, había sido pillada fantaseando. -es la segunda vez que veo que te muerdes el labio mientras me miras. Si me quieres besar, solo hazlo, cara mía.
Merlina no dijo nada, sintió como la pálida piel de su cara se calentaba y se tornaba de un leve color rojo. Dejó caer su cabeza sobre el hombro de su novia, con vergüenza. Se sorprendía de sí misma sentir aquello.
-jajaja pareces un tomate. -espetó con sorna, ganándose un leve golpe en su pierna. -eres demasiado linda.
Se alejó de su novia, sujetándola de los hombros. Mantuvo contacto visual con ella, mientras deslizaba una de sus manos por su cuello, acariciando con el pulgar el inicio de su mandíbula. Por otro lado, Enid llevó sus manos a la cintura de Merlina, tocando con delicadeza y estrechandola contra su cuerpo, aunque la Addams le haya dicho que le molestaba que sea tan suave y dulce con ella. Sonrió por recordar aquello, hecho que colmó a Merlina.
Terminó con el poco espacio que existía entre ambas, besándose. La mano que tenía en el cuello de Enid, ahora estaba en su nuca empujándola más hacía ella. De alguna manera, el ruido que producían sus labios le causaba una sensación extraña, pero placentera en el vientre.
Estaban tan perdidas en aquel encuentro que desconocían de quien vino el jadeo que se escuchó cuando Enid deslizó una mano a la espalda de Merlina, por debajo de su ropa tanteando el broche de su sostén. Sin embargo, se separaron cuando sentían que iban a morir por la falta de aire.
Entre jadeos se miraban con ganas de más.
Enid volvió a sonreír cuando se dio cuenta que los labios de su novia estaban rojos y levemente hinchados. Dejó varios besos en su rostro, en un intento de calmar las ansias de volver a besarla con frenesí.
-te quiero, Merlina. -tomó sus manos, entrelazando sus dedos a la vez que dejaba un beso en ambos dorsos, demostrando el aprecio que le tenía.
Addams abrió bastante sus ojos en sorpresa cuando se dio cuenta que su corazón estaba acelerado, al igual que su respiración. Deshizo el agarre de sus manos para tomar a Enid por ambas mejillas y juntar sus labios. Solo eso. Sin moverlos.
Y cuando se alejó de ella, repitió.
-yo... yo tam... yo también te qui... -trató de hablar, con dificultad, aún aferrada a su cuello. -también te quiero, mon cher.
se ve algo corto, pero son 1115 palabras.
por cierto, gracias por leer.
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WenClair [OneShots]
Randomson historias de un capítulo, y si ando de buenas, tal vez de dos. aclaro que todos los personajes mencionados NO son de mi propiedad, además imaginemos que todos son mayores de 18 años, por obvias razones. aunque, no todo es NSFW. y sobre todo, es...