Han pasado cinco años desde la última vez que Lionel Messi vio a Guillermo Ochoa.
Cinco años desde el día en que apuntó la pistola justo en la sien del mexicano y apretó el gatillo para luego dar la vuelta y marcharse sin mirar atrás.
Y sin embargo...
advertencias que me olvidé de poner en el capítulo que hice específicamente con la intención de poner advertencias:cambio de edades en algunos personajes, las más relevantes son Guillermo con 22 años y Messi con 37 años; por lo tanto, también hay romance con diferencia de edad; español neutro porque soy un asco intentando escribir en argentino; orden anacrónico porque de repente se me va el avión y no sé por donde me ando yendo.
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Barcelona, 2017
El olor a sangre y fuego inunda las fosas nasales de Lionel, sus oídos apenas consiguen captar los sonidos a su al rededor y su pecho se oprime ante el panorama frente a él. Su dedo aún sostiene el gatillo y dos hombres yacen en el suelo, justo frente a sus pies.
El espeso liquido rojo mancha sus zapatos, su ropa y su piel. Lionel apenas puede mantenerse en pie mientras la comprensión de lo que acaba de hacer lo golpea cual valde de agua fría y el intenso aroma a chocolate amargo se desvanece en el ambiente.
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Qatar, 2022
Lionel despertó con una repentina sensación de ansiedad surgiendo de lo más profundo de su ser, el presagio de una tragedia recorrió su piel estremeciéndole de la cabeza a los pies y el vacío a su lado no hizo más que acentuarla. El lazo roto aún quemaba en sus recuerdos, matándole con lentitud, haciendo agonizar sus entrañas en una situación que aún no terminaba de comprender. Habían pasado cinco años ya desde...
—¡Lionel, abre la puerta! —los golpes retumbaron en la madera, interrumpiendo el caos que eran los pensamientos del mencionado—. Es urgente.
Lionel se levantó con lentitud, ignorando el apuro en la voz del hombre al otro lado de la puerta, tomándose un minuto para ocultar su malestar interno.
—¿Qué es tan urgente como para que tengas que despertarme a las tres de la madrugada, Rodrigo? —cuestionó en tono desinteresado al momento de abrir la puerta.
—Agarraron al neerlandés.
—¿A Weghorst?
Rodrigo asintió algo temeroso por la reacción de su jefe ante aquella noticia.
