Cap. 2

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Lentamente comencé a despertar de mi estado inconsciente.
Al activar mi oído me di cuenta la razón por la que estaba despertando.
La televisión estaba encendida. Y porque eso me despertaría?
Mi abuela es una mujer anciana, Supongo que no tiene su artefacto auditivo.
Apresar de estar en en la planta baja, escuchaba la televisión como si estuviera en mi habitación.

Me levanté de mi cama con mala gana.
Me estire, arrepintiendome al momento ya que un calambre se hizo presente en mis gemelos.

Soy poco tolerante al dolor, sobre un leve grito de cotorra e intente no gritar mientras seguía así.
Me retorcía cómo babosa en salmuera.
Cuando porfin se fue luche porque el dolor que había quedado en mi músculo no me inmpidiera caminar.

Baje las escaleras como pude, intentando no apoyar con mucha fuerza mi pierna izquierda.

—Buenos días amor, uh. Estás bien?— Me pregunto mi madre mientras bajaba por completo las escaleras.

—Me dió un calambre, ya se me pasará— acegure

—Y solo te dió un calambre? No viste tu cara mi niña?— mi abuela apareció de inmediato.

—Asi despierto todas las mañanas— dije divertida

—¡Pues ve al baño y conoce al señor peine!— rodé los ojos divertida.

Era divertido ver a alguien más bajito que tú regañandote.
Fui al baño por indicaciones de mi abuela.
Siempre me veía así.
Mi cabello negro y largo, mis ojos marrón claro, y mis pecas... No había nada de malo.
Bueno, según mi abuela tengo que despertar como una princesa.

Peine mi cabello y me hice una coleta, lave mi cara e iba a fingir que me lave los dientes.
No entendía porque algunas personas hacían eso, lavarse los dientes antes de desayunar? Están enfermos.

Volví a la cocina con mi cara ya más decente, pero mi pijama seguía siendo igual de rebelde para mí abuela.

Mi playera grande de una serie, la cual no sabía no cual era, era una prenda de mi papá.
Un short de esos estirados y descalza.

—Necesitamos comprarte un pijama— dijo mi abuela sirviendo mi desayuno

—Buenis días Oba— intente fingir que no escuché lo que dijo.

La última vez que había comido lo que mi Iba preparaba due cuando era niña.
Fue como regresar al cielo para mí.
La cena de anoche estuvo deliciosa, mi único problema era el pescado.

Las saludé a ambas al terminar mi desayuno y subí a mi habitación nuevamente.
Baje me lave los dientes y me aliste para salir a la calle.

—Adios Oba, adiós mamá! Voy a uhg!— mi mamá me estuvo sosteniendo mi capucha. Casi me ahoga.

—Amor no sería mejor que te acompañe? Es una nueva ciudad y

—Mamá estaré bien porfavor te lo prometo te dejare rastrearme!— lo dije tan rápido que ni siquiera supe que había dicho.

—Mejor solo llama de vez en cuando— dijo mi Oba

—Hecho!

Salí por la puerta.
No había notado que la cuadra de mi abuela estaba en una subida.
Si me quedaba quieta sin sostenerme a algo, de manera perpendicular al suelo, estoy segura de que caería rodando.

Comencé a subir por esa calle la cual era muy, muy! Larga.
Si todas las mañana iba a tener que subir así, iba a comprarme un Scooter y colocarle un motor yo misma.
Escuché una campanas o algo así, mire sobre mi hombro y un tranvía comenzaba a subir por la calle.
Al momento en el que estuvo al lado mío, salte y me sostuve de una baranda.

°•Amor a nuestra ciencia•° (Hiro hamada x OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora