Después de su nulo intento de buscar a los chicos, el pelinegro siguió comiendo pero paro cuando gritaron que harían una pelea en ella y a él le encantaban esa clase de peleas.
Corrío entre la multitud de jóvenes, tratando de ser el primero en salir. Sorprendentemente lo logró, se arrepentía de no haber llevado su traje de baño pero ya que, solo se quito sus pantalones, zapatos y playera, los aventó por algún lugar del patio trasero.
No le importo pues tendría tiempo para buscarlo, se sentía extremadamente activo y feliz, se hecho un clavado y al salir a tomar aire un chico alto con tatuajes lo tomó de la muñeca.
──Hagamos equipo. ──Dijo el chico con una sonrisa, aunque su cara seguía sería.
──Claro.
Acto seguido se trepó a los hombros de su contrario, este le tomaba por los muslos apretandolos para no dejarlo caer.
Al momento de jugar ellos llevaban la delantera, su premio eran más de esas bebidas rosas y verdes, que ambos pelinegros tomaban como si no hubiera un mañana.
Poco a poco se fueron soltando, más y más que el menor ya no solo sentía la mano del mayor en su muslo sino que más arriba entrando en una sola peligrosa y eso le gustaba.
Y la sonrisa del menor atrapaba al de tatuajes.
Sus pacitos descalzos hasta el sillón de la sala los encaminaban en un territorio peligroso al que ambos estaban dispuestos a entrar, pues una aventura es más divertida si huele a peligro.
Ellos estaban totalmente mojados, pero si ambos quisieran se soplaban pa' secarse.
Sus bocas querían besos y sus cuerpos gritaban por eso, uno quería un atajo por abajo mientras el otro lo llevaba bien callado a su juego.
Se comían boca a boca en el sillón, fue por hambre o por sed pero sabían que el calor los llevaría a otro rincón.
Sin sus nombres saber, el baile de caderas del menor sobre su pelvis y cuando apagaron las luces, su tan esperado blanco lo sedujo.
Se detuvo sin reaccionar, no sabía que tan ancioso estaba el chico de la cicatrices pero la sonrisa cínica que soltó al final de ese saltito, lo atrapó, lo dejo esperando más, quería ver hasta donde quería llegar.
No hubo demora, lo pego a él y se lo llevo a otro lugar, la primera habitación que vacía que encontró en aquel piso.
La ropa estaba desde hace mucho, aventó al menor a la cama arrancando sus prendas de el, mientras que este tampoco se quedaba atrás su miembro tenía tiempo despierto, el otro ya se había corrido pero se había vuelto a levantar, el calor que emanaban ambos era brutal.
Los deseos carnales de ambos domonandolos, el alcohol emanando de ellos, la extinción del momento, esas malditas sonrisas que los atrapaban mas el uno al otro.
Dios, deseaban no olvidarlo.
El acto ya había empezado y los gritos de placer no faltaban, esos gemidos que pedían por más y los rasguños en su espalda para complacer al más pequeño, le encantaban.
Lo sedujo en un juego que no sabía que existía.
En un pequeño cambio de roles el azabache lo monto, quedando el acostado boca arriba y aferrándose a las sábanas y mirando atentamente como el azabache subía y bajaba cada vez más rápido, diciendo que lo quería tanto.
Recordaba las palabras antes dichas "Búscame después, te quiero conmigo Torao" Mientras seguía brincando, su personalidad le atrajo, el alcohol en ambos cuerpos seguía en pie pero sin duda sabían que ir a esa fiesta fue su mejor opción.
Esa noche se enamoraron a afectos de dicha sustancia.
Trafalgar sabe, no desea volver a encontrar a ese azabache tan carismático.
No importa que haya pasado más de una semana de aquella fiesta, el lo quiere, no es solo para revivir aquel acto sino que también quiere algo más con el, quiere su nombre, quiere su sonrisa.
Pero es tan imbecil, que siente que no lo merece, es un idiota que busca a alguien que probablemente no lo recuerda, por algo lo dejo solo en esa habitación cuando despertó, huyo de la casa de su amigos y ya.
Pero ya había buscado información de él, sabia que antes en la universidad era excluido por algunos inconvenientes sobre las mensiones de sus hermanos o era conocido por el come mocos por una foto que se difundió de él.
Sin duda, se había enculado.
Y su contrario estaba igual, no importase el inconveniente que le había dejado, el azabache soltaba suspiros pensando en los tatuajes de aquel chico, no recordaba a alguien así en la universidad y eso le frustraba.
Había intentado buscar cosas sobre el en sus redes sociales pero no le aparecía nadie por el nombre de "Torao" la búsqueda seguía siendo nula, y el preguntar a sus compañeros le causaba cierta inconformidad pues ninguno de ellos había vuelto a sacar el tema de la fiesta de Eutass.
Así que también se mantendría callado.
Así es, volví.
Solo x vacaciones, en fin disfruten y les dejo mi Twitter x si gustan seguirme subo dibujitos.
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Nisiquera reconozco tu cara pero amaneciste aquí en mi cama
FanficSus piernas temblando, las pequeñas gotas de sudor resbalando por sus espaldas al igual que los fuertes gemidos que lanzaban llenando la oscura habitación. "¿Qué mierda hize ayer?" Fué el pensamiento de los tres chicos al despertar en habitaciones...