Cereza

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Casi se cae dos veces al querer cruzar la avenida para llegar. Estaba completamente empapada pero eso no fue impedimento para seguir corriendo, se detuvo algunas veces por algún ataque de tos pero aún así siguió.

Su recorrido acabó al estar en frente de lo que parecía ser una mansión, un poco más grande que la de Tony, ya tenía con que molestarlo. Aún mojada, con los zapatos llenos tierra, y algunos raspones al tropezar, con toda la valentía del mundo, tocó la enorme puerta. En vez de ver a el amor de su vida salir de aquella pedazo de casa, salió un hombre alto de cabellos castaños claros.

"No queremos nada de las cosas que vendas. Por favor, no regreses nunca" Habló sin notar bien el aspecto de la muchacha frente a él. Apuntó de cerrar la puerta, Natasha se adelantó.

"No vendo nada... Yo quería ver a Wanda, soy... soy..." No sabía que decir y el hombre frente a él no paraba de mirarla como un bicho raro haciendo que sus nervios se incrementarán "Soy su amiga"

El adulto la analizó e hizo una mueca para voltear la cabeza hacia adentro de la casa y gritar fuerte: "¡Kleine Hexe, sie suchen dich!"

¿Qué dijo?, pensó la pelirroja en una mueca de confusión, ¿Qué era eso?

"¡Ya voy, papa!" Oyó la dulce voz de la castaña acercarse hacia la puerta, y cuando la vio, pareció que toda la escena se había iluminado por completo.

"¡Oh Dios, Nat!, ¿¡Qué te pasó?!" Wanda empujo a su papa, y se acercó a la contraria mientras la tomaba de las mejillas tratando de ver alguna herida, pero nada, solo veía a la chica atrevida que le robo el corazón, mojada por completo, con los labios morados y la nariz roja "¿Acaso estas loca? ¿Sabes la hora que es y todavía que está lloviendo, no? Nat, ven, pasa" Le agarro de la mano para pasar, todo sobre la mirada de extrañeza del adulto, y un poco de celos.

"Ejem, cariño" Llamó el mayor de ambas al no percatarse de su presencia mientras cerraba la puerta "¿Wer ist dieses seltene Mädchen?" Dijo mirando de arriba a bajo, fijando su vista en sus vans sucias.

Nat se sentía incómoda con la mirada, pero luego vio el seño fruncido de Wanda.

"Papa, sei bitte nett zu ihr, ¿Ja?" La voz de Wanda se volvía un poco más tosca al hablar de esa forma "Ella es mi amiga Nat. Nat él es mi papá, Erik" Los presento.

"Buenas noches, señor. Lamento mucho venir a esta hora pero de verdad necesitaba ver a Wand" Natasha no sabía dónde meter la cabeza, sentía la dura mirada de Erik atravesar su alma diciendo cada vez más alto que se alejara de su hija.

"Si... Solo no hagan mucho ruido, ¿Si?" Erik dio un suspiro y se dirigió a paso lento hacia la cocina dejando a ambas adolescentes solas.

Un silencio se presentó entre ellas siendo roto por Wanda unos segundos después.

"Ven, Nat. Ya note tus rodillas raspadas, no me puedes engañar je" Dio una ligera risa mientras que la ya mencionada se ruborizaba "Sube, iré a buscar algunas cosas, es la puerta rosa con diamentes de colores" Dijo refiriéndose a su habitación.

Nat acató órdenes y subió las escaleras, explorando todo a su alrededor con los ojos. Vio varias puertas de colores llamativos hasta que encontró la que Wanda le había dicho. Con todo el temor del punto, tomó el picaporte entre sus temblorosas manos girandolo, esperando encontrarse algún monstruo, lo único que encontró al abrir los ojos fue una habitación de paredes azules con estampados de colores pasteles, póster de bandas tanto de pop como rock, un gran armario y una cama amplia con cientos de peluches.

Sintió el dulce olor de Wanda entrar en por fosas nasales como una deliciosa droga, suspiro el aroma una vez más para entrar.

Dejó su mochila en una esquina de la habitación, revisando su celular si este no había mojado junto con algunos cuadernos y libros viejos, encontró su caja de cigarrillos aplastada y totalmente empapada, aquello hizo que soltara una maldición.

"Nat, no puedes decir malas palabras aquí, es una regla de casa" La voz de Wanda la saco de sus pensamientos, haciéndola saltar del susto "Lo siento. A mi papá Charles no les gusta que digamos groserías" Dijo en un risa para sentarse en la cama de sábanas blancas con flores "Ven, traje unas banditas"

Nat sonrio. A paso ligero se acercó y sentó al lado de la castaña, subió su pantalón negro a la altura de su rodilla dejando ver el raspón que se había hecho en su corrida. Wanda estaba concentrada en su trabajo, desinfectar y curar el raspón.

Mientras Nat se hacía la fuerte tratando de no jadear de dolor al sentir el ardor en su piel. Apuntó de llorar, Wanda ya había terminado su trabajo.

"¿Por qué no te das un baño? Puedes enfermarte si sigues así, puedo traerte algo de ropa de Pietro, no creo que le moleste" Sonrió, Nat ya no podía más.

"Wanda, hay algo que tengo que decirte... Es muy importante"

La castaña se preocupo al ver la cara de seriedad de la otra. Pensando lo peor, trago en seco y asintió dándole así la señal para que continuará.

"Wanda, yo..." Dio un suspiro mientras tomaba las manos de la contraria, acariciandolas con suavidad, temiendo a que estas se quiebren "Nos conocemos hace tiempo, pero debo de confenzar que desde la primera vez que te vi quedé flechada por ti... Primero pensé que era un simple atracción y que se me pasaría pero... Empezamos a hablar, iba a tus prácticas, la biblioteca, las salidas, me di cuenta que aquella atracción era algo más profundo y estaba aterrada, jeje" Su risa salió con nervios.

"Estaba aterrada de lo que podría pasar si te lo dijera, pero aquí estoy, mojada, con raspones y declarandome a la chica que me roba en sueño"

El rostro de Wanda era un poema. Su corazón latía de manera apresurada, sus mejillas se tornaban rojas mientras sentí que cualquier momento se iba a desmayar. No sabía que decir, estaba en shock. Nat noto la actitud de la castaña, el miedo la invadió por completo, y sentía el toque de sus manos quemarle.

Antes de soltar sus manos, la castaña noto le moviendo y de manera rápida, se acercó dándole un casto y corto beso a la pelirroja.

Todo sus sentimientos estaba ahí, es ese puro beso sabor cereza gracias a su labial, simplemente dulce. Al separarse ambas se miraron a los ojos, diciéndose cuanto se amaban. Wanda sin importarle mojar su camiseta azul marino, se recostó sobre el pecho de la otra mientras acariciaba la mejilla ajena. Nat estaba encantada por el tacto de la otra.

"Natasha, me gustas mucho, estoy completamente enamorada de ti... Aunque yo también tenía miedo, no me arrepiento caer ante ti" Sonrió ampliamente. Nat la abrazo pasando un brazo alrededor de su cintura acercandola más a ella.

Ambas se encontraban en su burbuja, su propio mundo, donde no existía nada más que ellas dos amandose hasta la eternidad.

˚ ༘♡ ⋆。˚

"¡Por fin!" Se escucho la voz de Peter gritar al otro lado de la puerta, haciendo que ambas chicas se separan asustadas.

Wanda se acercó abrir, viendo a toda su familia con un oído pegado tratando de escuchar que es lo que pasaba. La castaña encarnó una ceja mientras se cruzaba de brazos, Nat río a su tras, caminando hacia ella.

"Emm... Wanda, ¿No querrás presentarnos a tu novia?" Charles rompió el silencio con una gentil voz.

La mencionada párpado un par de veces mientras se ruborizaba. Con valor, tomó la mano de la pelirroja y habló:

"Papás, hermanos que no soporto-

"¡Oye!"

"Como decía... Ella es Natasha Romanoff, mi novia" Miró a la pelirroja mientras compartían una sonrisa.

"Mucho gusto"

♡ ♡ ♡

Fin<3

Cigarrillos Sabor Cereza | WandaNat Donde viven las historias. Descúbrelo ahora