Harry Gaunt -HIATUS-

Capítulo 9

Harry miró hacia atrás por un momento fugaz mientras disminuía la velocidad al pasar la curva... sacudió la cabeza. Apenas conocía a la bruja llamada Bellatrix Lestrange, ¿por qué debería ser una sorpresa que su yo más joven fuera tan diferente? Harry la había odiado una vez, odio que se había convertido en lástima y culpa por lo que le había hecho.

Bellatrix Lestrange era una víctima de Voldemort tanto como él, y mientras Harry continuaba su camino hacia la oficina del director, se sintió resuelto a hacer todo lo posible para salvarla.

Para salvarlos a todos.

"Adelante, adelante", animó Dumbledore cálidamente desde su silla, al ver que Harry asomaba la cabeza por la puerta abierta. "Veo que me encontró bien. Espléndido, por favor, tome asiento".

Dumbledore señaló la silla frente a él.

"Gracias," dijo Harry amablemente, tomando asiento en la cómoda silla. "Un prefecto me mostró el camino", agregó.

No lo habían hecho, por supuesto, Harry solo estaba haciendo una conversación.

Dumbledore asintió, complacido. —Debo confesar que me sorprendió algo su carta, Lord Gaunt —dijo con un excitado aleteo de las manos, que habían cogido la carta de su escritorio—. "Eres una maravilla. De verdad."

Dumbledore agitó la carta, quitándose el sombrero proverbial al joven el hombre, que hasta donde podía ver, se había posicionado perfectamente. Aparentemente había pagado sus deudas, más de un millón si se cree en Horace.

"Bueno," se rió entre dientes Harry. "Yo no iría tan lejos. Tuve suerte, eso es todo, nunca supe que era un Gaunt".

Harry se acomodó en su asiento, tomándose un momento para pensar. Las deudas habían sido pagadas, todas excepto una que Harry aún no había entendido. Aparentemente, Lord Black quería conocerlo y solo aceptaría el pago en persona.

Era molesto por decir lo menos.

"Y ahora estás aquí", dijo Dumbledore con un sonido complacido. "Por supuesto que has sido aceptado, y ese asunto con Remus se dejó de lado, sin embargo", Dumbledore se estremeció un poco. "Te sugiero que te mantengas alejado de James y sus amigos por un tiempo, no son los más... indulgentes".

Harry asintió con comprensión.

"Por supuesto", dijo. "No debería tener ningún problema para evitarlos".

Harry no tendría ninguna clase con ellos. Eran de sexto año, él de séptimo.

"Ah, y sobre eso. Sé por tu carta que deseabas asistir en séptimo año, sin embargo, sin los TIMOS, no puedes", dijo Dumbledore antes de agregar rápidamente. "Pero creo que podemos solucionarlo, sin duda eres hábil a tu manera. Podemos organizar algunas clases complementarias para ti".

Dumbledore estaba seguro de que no sería un problema, dadas las cosas que ya había visto del chico. "¿Supongo que ahora tienes una varita?" preguntó con curiosidad. Necesitarás uno.

Luego esperó mientras Harry no hablaba, y en su lugar metió la mano en su manga para sacar una varita pálida. Lo sostuvo con orgullo. "Esta es mi varita", dijo, inclinándose para que Dumbledore pudiera ver. Lo reconoces.

Harry pudo ver la forma en que sus ojos se agrandaron.

"Sí..." Dumbledore hizo mientras lo miraba cuidadosamente. "¿Supongo que es una reliquia entonces?"

Harry asintió, guardándolo de nuevo.

"Fue hecho por mi antepasado, no, ese no", sonrió Harry un poco a la cara de Dumbledore. "Pero te lo mostré para asegurarte de que es seguro, y no dañará a nadie que lo toque".