Unos días después de los sucesos del minotauro. Bell mira sus actuales amigos, rodeado de cariño que siempre deseo y el calor de una familia. Un deseo extraño se manifiesta, un deseo de comprender y saber las emociones de otros.
Advertencias
- Broma...
Mi corazón no para de latir, mi rostro está tan rojo que siento qué me quemo. Levanto mis ojos al cielo con una mezcla de miedo y asombro en un vano intento de que las nubes y el vasto azul me da una tranquilidad que no puedo lograr por mí mismo.
Mi corazón late tan rápido, su palpitar está sonando tan fuerte que sujetó mi pecho pensando que si no lo hago, este se saldrá y caeré muerto. No importa cuánto intenté olvidarlo, las sensaciones y emociones que sentí hace un minuto con mi diosa. Mi diosa, jamás serán olvidados, sin importar cuanto lo intente.
Hace algunos minutos
La ciudad de Orario es enorme, con intrincados callejones que sin un mapa o el debido conocimiento de la zona podrías perderte, aunque claro, la situación no es tan grave como perderse la famosa calle dédalo.
Pero hoy nos enfocaremos dentro de una iglesia y que tras una puerta oculta detrás del altar de esta viven dos personas; un dios y su dependiente.
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—Kami-sama.. ¿Cuánto falta? ¿Ya ha terminado de actualizar mi estado? ¡¿A-acaso ocurrió algo malo?!
—Bell-kun!! por favor ¡se paciente! Aun soy algo novata en esto...
—Lo siento Kami-sama..
Estoy algo inquieto, mas allá de que la figura menuda de kami-sama esta sentada en mi espalda actualizando mi estado y los extraños movimientos que pareciese ser que se esta burlando de mi, además de tomarse su tiempo actualizando mi estado ¿será que por fin aquella ranura de habilidad se esta llenando? Mi corazón se acelera en un manojo de nervios, mi cabeza me esta matando y las dudas sobre los últimos días están abromándome.
—¿Por qué estoy creciendo tan rápido? ¿mi tasa de crecimiento es normal o Kami-sama esta ocultándome algo?
Me pregunto si estas preguntas vendrán solo de mi inquieta mente o de mi preocupado y estresado corazón joven. Por un pequeño espejo en nuestra mesita de noche veo el reflejo del rostro rojo de Hestia-sama, sus mejillas infladas como una ardilla me hace tener un brote de ternura ¡no! ¡no pienses en esas cosas!
—Bell-kun. Terminé, ya puedes levantarte.
—A-ah, enseguida kami-sama.
Con rapidez me levanté, poniéndome en una posición de rodillas sobre las mantas una vez que kami-sama se había apartado de mi espalda.
