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No había pegado el ojo en toda la noche.

No podía parar de pensar en lo que Sue me había dicho.

Que le gustaba lo que no podía tener.

Me encontraba en mi habitación, sentaba en la única silla que tenía mientras Sue me depilaba las cejas y todas las áreas posibles de mi cuerpo, según ella, yo iba a ser su tormento.

No conocía a Sue pero tenía algo en ella que me hacía creer que era una gran persona, no solo por ayudarme o ser gentil, solo lo podía percibir.

Hoy había una gran reunión en el Campus, habría como un tipo de reunión para que nos conociéramos y nos inscribiéramos a los clubes que habían o a algún deporte.

Sue ni siquiera había desayunado por estar ayudándome a verme mejor, me contaba muchas cosas chistosas que le habían pasado y realmente era divertido hablar con ella.

—¿Siempre quisiste estudiar Diseño de Modas?—Cuestioné mientras me aplicaba henna en las cejas.

Ella asintió, se mordía la lengua mientras me arreglaba las cejas.

—No, pero cuando vi tantas mal vestidas aquí supe que alguien tenía que ayudarlas.—Dijo como una diva aunque sabía que no lo decía en una forma mala.—Antes quería estudiar Medicina pero recordé que le tengo miedo a la sangre así que diseño de modas era lo segundo en la lista en caso de lo que lo primero fallara.

Eso era gracioso.

¿Como podías ser médico teniendo miedo a la sangre?

...

Cuando estuvimos listas, salimos por el pasillo acaparando la mirada hasta de las chicas, traté de verme segura y tranquila como me había dicho Sue.

De nada sirve que vayas con la ropa más hermosa si te sientes insegura, eso apagara tu brillo.

Alcé la cabeza y caminé recta sin mirar a nadie, solo a la pared, así iría sintiéndome mejor. Cruzamos por todo el campus para ir a la habitación de Lucas, que no contestaba el teléfono ni respondía mis mensajes.

Al entrar a la residencia de los hombres ya se podía sentir la tensión, todos silbaban y nos miraban como si fuéramos filetes, Sue se encargó de espantarlos con la mirada de asesina que se cargaba, subimos por el ascensor para evitar a más calenturientos.

Llegamos a la habitación de Lucas que era la 27, tocamos dos veces antes de entrar.

No quería verlo en el acto.

—¿Quién?—Gruñó desde adentro, parece ser que lo despertamos.

—Nosotras.—Le contestó Sue de forma obvia.

Escuchamos un fuerte golpe, como si algo hubiera caído al suelo.

—Pasen.

Al entrar a su habitación fue como entrar a la habitación de un hotel, todo perfectamente organizado, olía a limpio y el piso estaba impecable.

Definitivamente necesitaba ser amiga de Lucas para ver si aprendía a ser tan ordenada como él.

El estaba sentado en la cama sosteniéndose la cabeza mientras se quejaba.

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