Lollipop || Sujin

[04] Lollipop

La siguiente acción de Jin, Yoongi no habría podido predecirla ni en un millón de años, pues si bien había fantaseado con el roce de sus labios con los del mayor, nunca se esperó que realmente sucediera. Jin tiró levemente de su labio inferior, logrando que a Yoongi se le escapase un suspiro, acción que para el mayor no pasó desapercibida.

—Hyung... –susurró el menor con la respiración y el pulso acelerado.

Jin volvió a atacar sus labios, no dejándole pronunciar otra palabra, y no es como si le importara mucho que digamos. Yoongi se abrazó al cuello del mayor en cuanto lo sintió mordisquear su labio inferior, pronto su lengua se unió y su boca cedió, permitiéndole a Jin explorarle a gusto.

Yoongi no se había dado cuenta de cuánto había anhelado probar los labios de Jin hasta ese momento, el sabor artificial de fresa de la paleta que su hyung había estado comiendo le golpeó de repente. El beso era lento y sensual, de esos que te dejan deseando poder sobrevivir sin oxígeno ya que no te quieres separar del otro. Las manos de Jin se paseaban inquietas por el torso del menor, acariciándolo por encima de la molesta camiseta.

La boca de Jin bajó por el cuello del menor, sediento de probar su piel y Yoongi soltó un delicioso suspiro que dejó deseando más de él. Las manos del menor tiraban de los castaños cabellos de su acompañante, el cual se dedicaba a lamer y besar la línea de su mandíbula.

Las manos del castaño bajaron hasta los muslos de Yoongi, separándolos un poco para poder acomodarse entre las piernas del menor, las cuales no pudo evitar acariciar un poco por encima del pantalón. De manera inconsciente las caderas del menor presionaron con las de Jin, haciéndolos gemir a ambos.

En ese momento las palabras sobraban al igual que la camisa de Yoongi, la cual fue arrojada a alguna esquina de la habitación. Para Jin no había nada mejor que la visión del menor recostado en su cama, sin camiseta, con los ojos entre cerrados mirándolo con deseo, sus labios llenos y húmedos a causa de los besos compartidos.

—Hyung –la temblorosa voz de Yoongi sacó a Jin de sus fantasías–, no es justo que solo yo esté sin camiseta.

El castaño sonrió y él mismo se deshizo de la estorbosa prenda sólo para complacer al menor, el cual no perdió el tiempo en acariciar el marcado abdomen del otro. Bendito fuera Jin y sus insistencias de acompañarlo al gimnasio, ahora tenía otro beneficio aparte de la gloriosa vista de su hyung alzando pesas.

Jin se inclinó para tomar nuevamente posesión de los labios de Yoongi al tiempo que sus manos bajaban por su torso, tanteando el terreno hasta encontrar la hebilla de su cinturón. Los ajustados pantalones de Yoongi pasaron a hacerle compañía a las camisetas de ambos. Seokjin sonrió al ver de reojo que los bóxers del menor eran negros, él realmente esperaba encontrarse con algo de Summer Wars o algo así.

Yoongi ahogó un gemido en la boca de Jin al sentir la escurridiza mano del mayor acariciar su miembro ya erecto sobre la delgada tela de su ropa interior. El castaño trazó un camino de besos húmedos a medida que bajaba en la anatomía del menor, y las últimas prendas que cubrían a éste se perdieron en el infinito.

La erección de Yoongi chocó contra su abdomen, cosa que lo hizo jadear involuntariamente. El pelinegro se apoyó en sus codos, en busca del por qué Jin había detenido sus caricias en la cara interna de sus muslos.

Jin lo miraba con devoción y se mordía el labio inferior. La perversidad en esa acción podía compararse a cuando el mayor chupaba sus paletas, y solo Dios sabía cuánto ponía a Yoongi ver a su hyung con una paleta en la boca.

Yoongi sintió perder el equilibrio en sus brazos cuando algo húmedo y caliente rodeó la cabeza de su pene. Moviendo su cabeza de arriba abajo, Jin tomó la dura longitud lo más que pudo sin ahogarse, intentando no forzar demasiado ni rozar con sus dientes, lo cual fue tarea complicada tomando en cuenta que se trataba de la primera vez que hacía algo como eso. Los sensuales sonidos que escapaban desde lo más profundo de la garganta del menor eran su motivación y cada vez éste gemía era una pequeña victoria para Jin.