Extra ♡

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TW: Escena erótica. +18 Leer bajo tu propio criterio.

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—¡Se me quitó el hambre!

—Vamos, pero si dijiste que era yo era un niño estúpido ¿no? —dijo He Tian, al notar el carácter con la que Mo, se mordía la lengua— esto es un juego...

—Un juego donde ganas tú y pierdo yo.

—Un juego donde no hay perdedores, mejor dicho.

Mo miró el deseo en los ojos de He Tian y dentro de él mismo, la talante actitud con la que se autosaboteaba al presionarse contra su corazón; que comenzaba a expandirse en cada una de las fibras del cuerpo.

—No quiero hacerlo.

—¿Pero podríamos intentar con otro método? —sugirió He Tian—. No puedes decirme que nunca has visto otras variedades de sexo, que no sean el mete-saca.

—No veo porno. No me gusta, es asqueroso y falso, además que está lleno de putas y putos millonarios.

—Vale, ¿quieres que te enseñe una forma de hacerlo donde no incluyo el mete-saca?

—De verdad que sabes cortar el momento...

—Dime si quieres probar y, si no te gusta, me dices y me detengo; pero tiene que ser una palabra clave, porque si no, no voy a saber si eres tú de verdad o tu orgullo el que me habla—puntualizó He Tian—. ¿Qué te parece "Jian Yi"?

—¡¿Por qué ese imbécil?!

—Porque el pensar en él ya te corta el rollo.

He Tian río y Mo hizo un mohín con los labios, devolvió a vista al chocolate y se lamió los labios.

—Quiero probar el chocolate.

Supo que con decir eso ya no hubo retorno.

He Tian se llevó un trozo a la boca, se impregnó del sabor y empezó a besar a Mo de un proceder en el cual, nunca lo habían hecho; porque Mo no era una persona de contacto prolongado y, el pensar en el besuqueo, era una locura.

Ahora estaban sumidos en ese jugueteo incesante y ardiente, en donde He Tian mordía un poco de chocolate y obligaba a que Mo le pidiera más.

He Tian agradeció la facilidad para quitar la camisa de los pijamas y, sin pensarlo demasiado, rompió un trocito de chocolate que colocó sobre la piel desnuda de Mo. Esperaba que se derritiera por la temperatura de ambos, mientras se presionaba contra los labios de Mo una y otra vez.

Al percatarse, el torso de ambos quedó impregnado de chocolate, a lo que He Tian sonrió y le pellizcó la nariz a Mo para que viera cada movimiento.

Mo, por su parte, nunca creyó que eso pudiera sentirse bien; sobre todo, que no se sintiera asqueado ante la lengua de He Tian que saboreaba el dulce. Gimoteó por la tibia humedad de la saliva cerca de los pequeños pezones que He Tian evitaba con intención.

—Te toca.

Cambiaron posiciones y ahora He Tian quedaba abajo, con el torso lleno de chocolate y Mo encima.

—Yo... no sé...

—¿Acaso no querías comer chocolate, bebé?

Frunció el cejo, al compás en que se sonrojaba muchísimo. Trató de imitar lo que He Tian hizo, pero la torpeza de la primera vez al hacer eso era notoria. Por lo que se dispuso a lamer el dulce recorrido, pautado por He Tian.

Quizás no era ni bueno o sexy, pero parecía que He Tian lo disfrutaba. La poca luz iluminaba las pecas que Mo conservaba en los hombros y por los brazos, que He Tian saboreaba con los ojos. Él no tuvo miedo de evitar los pezones, los cuales mordió un poco; probó el cítrico de la naranja combinado con el chocolate, los cuales le otorgaba a la mezcla un sabor inolvidable.

He Tian gemía poco, pero escuchaba sus suspiros que se le escapaban de la boca. Y eso era música de culto para Mo. Al menos logró uno de los objetivos, el cual era ver a He Tian indefenso bajó él.

Por fin identificó a He Tian, con el cuello al descubierto y la respiración, suavemente, agitada.

—Deberíamos guardar para mañana —le dijo Mo, que apartó la tableta de chocolate a la mitad— ahora dime que es lo que sigue...

He Tian se sentó y obligó a que Mo quedara de rodillas al frente. Volvió a besarlo tantas veces, que en cierto minuto, resultó casi natural el estar tan cerca el uno del otro. Mordió la mejillas de Mo, al mismo tiempo en que este recorría de arriba abajo con las manos en la espalda trabajada de He Tian.

Esa era la razón por la que a los dibujantes les gustaba tanto pintar espaldas; porque eran un verdadero descubrimiento, que era cubierto a diario por trozos de tela que dejan más a la imaginación de lo que deberían.

—Tan delgado... —suspiró He Tian contra su piel, contorneando el cuerpo de Mo.

Impregnó los dedos con saliva y pellizcó con tanta suavidad los pezones de Mo que este se llevó una sorpresa.

—Dime como lo quieres, suave o rudo.

Mo miró a He Tian y asintió— así está bien... Pervertido de mierda.

—Mira quien lo dice.

He Tian posó la mano sobre el pantalón de pijama de Mo, quien exclamó de improvisto.

—Luces aterrorizado, tranquilo, seré un verdadero príncipe contigo, cariño.

Odiaba los motes cariñosos, porque no comprendía la razón de que le prendieran tanto. Sintió la ternura con la que He Tian lo desnudaba como si lo hiciera el mismo. Apoyó la cabeza sobre el hombro de He Tian, y se mordió el labio.

Mo no era una persona cosquillosa, pero no negaba que el roce de las manos de He Tian en los muslos, lo hizo reír. He Tian apretó la carne, para que Mo volviera a soltar una carcajada y se fundiera en un beso ahogado en roncas risas.

He Tian, tomó los miembros de ambos y comenzó el acto final. En donde los dos gruñían, sin dejar de saborear el chocolate mezclado con el mismo jabón y Shampoo.

Apretó las manos contra la cintura de He Tian, más y más fuerte, y cuando iba a decir que se acercaba a la epítome, escuchó a He Tian suspirar lo mismo.

Acabaron rápido e igualaron ritmos. He Tian se llevó la mano que no usó a la muñeca de Mo y la presionó contra el pecho. Escuchó los latidos y reparó en que, hasta en eso, los dos marcaban una sintonía. En los corazones palpitantes de ambos.

El cansancio envolvió a Mo en una oleada de sueño, que lo hizo caer recostado en la cama, con ambos ojos entreabiertos y un rastro de saliva y sangre, que le caía de la comisura de los labios; parecía que se mordió demasiado fuerte sin siquiera notar el dolor.

He Tian sacó un par de pañuelos y limpió el desorden conjunto y juvenil, con impresionante rapidez.

—Te amo —le dijo He Tian, al tomar las frazadas—. Te amo muchísimo.

Mo, debajo de las mantas, tanteó hasta encontrar la mano de He Tian. Fría, del mismo porte o tal vez, un par de insignificantes milímetros más grande. Entrelazaron las piernas desnudas y Mo se llevó la mano de He Tian al pecho, que abrazó con aprecio.

Esperó a escuchar la respiración dormida de He Tian, para soltar una lágrima que quería escaparse hace ya bastante rato.

Esa era la primera vez que Mo lloraba por una situación que fuera buena. Una lágrima, porque en esos momentos comprendía que ni siquiera un "te amo" englobaba lo que sentía por He Tian.

Lo que si supo fue, que de ahora en adelante, el chocolate de naranja también era su favorito.

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FIN.

Siénteme En San Valentín   (TianShan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora