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La mirada de Chan se posó en las manos entrelazadas de Jeongin y Minho

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La mirada de Chan se posó en las manos entrelazadas de Jeongin y Minho.

Toda la escuela sabía que Minho no era lo que Jeongin creía. Todos sabían que estaba usando al pobre chico para darle celos a Hyunjin, su ex. La manera en la que el pobre Jeongin seguía embobado con el mayor, era impresionante, cualquiera se atrevería a decirle que era un fiel iluso a las palabritas tontas sacadas de internet que Minho le decía.

A Bang no le gustaba eso. Nunca había cruzado palabra con alguno de ellos dos, pero por lo que sabía (y por lo que había escuchado las últimas semanas) Jeongin era un buen chico, amable y gracioso. No había alguien en la escuela que quisiera hacerle daño, ni siquiera el mismo Hyunjin; pero al parecer Minho no compartía esa idea.

Muchos pensaban que era un egoísta por solo ver por él y no pensar en Yang, pero no es como si le interesara mucho.

—¿Por qué te interesa tanto? —se preguntó a sí mismo en un susurro.

Picaba su comida con ganas de alimentarse hasta el tope de su estómago. No solía comer en la cafetería, pero aquel día no había desayunado en su casa así que su hambre era intensa.

Por otro lado, el pensar en la nueva pareja que era sensación por toda la comunidad escolar lo tenía con los cabellos de punta, aunque no sabía por qué. Interesarse por los demás no era algo que solía hacer con mucha frecuencia, o más bien, nunca lo hacía.

—Mh, tal parece que no te agrada que las personas sean lastimadas tan obviamente —seguía hablando con su Chan interno.

A veces el Chan interno intentaba hacerlo enloquecer, lo cuestionaba demasiado, era demasiado llorón. Por consiguiente, el Chan externo era totalmente lo contrario. Ese era el punto. El Chan de adentro eran los sentimientos secretos que nunca demostraba.

Pero ese no es el punto. No.

Los chicos comenzaban a rodar la mesa que tenía enfrente. Eso era molesto, así que prosiguió a terminar con rapidez su comida, y se paró dándole una última mirada a la pareja sensación.

Le entristeció el ver la mirada enamorada de Jeongin en el mayor, como si fuera lo único que existiera; pero le enojó muchísimo ver la mirada de Minho buscando a Hyunjin.

—Ese chico no me agrada para nada —dijo en voz baja.

Sabía que no servía de nada hablar para sus adentros, pues fuera como fuera nadie lo escucharía. Es decir, ¿por qué lo harían? Después de todo, lo tacharían de celoso, y no lo estaba.

La biblioteca resultaba ser realmente aburrida, y mucho más aún si tenía que leer un libro de poesía para su clase

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La biblioteca resultaba ser realmente aburrida, y mucho más aún si tenía que leer un libro de poesía para su clase.

Regularmente dejaría todo para última hora, pero por alguna extraña razón, u obras del destino, había decidido ir a hacerla aquel día.

Estaba entretenido en su lectura, o eso quería creer. En realidad, solo dejaba pasar las letras y palabras para decir que si lo había leído. Quizá hasta no entregaría la tarea, pero no era que le interesara mucho.

—Hey —escuchó. Unos toques nerviosos se sintieron en su hombro y fastidiado.

Se encontró con un Jeongin sonriente. Una bufanda adornaba su cuello, y llevaba un saco largo que por centímetros amenazaba con tocar el suelo.

—¿Qué? —cuestionó Chan confundido. Cerró de golpe el libro y le miró dijo.

El otro abrió en grande los ojos por el increíble tono de voz utilizado.

—Uh, disculpa te vi algo solo. Quería hacerte compañía.

La mirada de Chan, se posó en el chico que se había sentado frente a él. Enarcó una ceja mientras se recargaba hacía atrás con los brazos cruzados.

Nadie se acercaba a Chan. Algunos lo catalogaban como de mala actitud, o que era algo frío, pero nadie en realidad se había tomado la molestia en conocerlo de mejor manera. A veces pensaban que Chan amaba estar solo, así que le daban su espacio, nunca lo veían quejarse de la soledad así que no les interesaba mucho. La realidad no era esa; a Chan no le agradaba estar solo, pero en realidad no era algo que le molestara.

—Así que, ¿hacerme compañía? —dudó Chan—. Hm, bien.

Asintió, abriendo de nuevo el libro, ahora dejando de prestarle atención al castaño y simulando meterse en la lectura. Quizá aquellas veces en las que muchos decían que odiaba la compañía comenzaba a ser realidad.

—Qué linda biblioteca, ¿no es así? —Jeongin habló. Chan escindió la cabeza más profundamente en el libro y siguió intentando leer—. Qué mal que odie las bibliotecas, es difícil odiarlas y que de alguna manera te gusten. ¿Crees eso? Por cierto, ¿cuál es tu nombre? Siempre te había visto pero nunca he sabido cómo te llamas —seguía hablando. El menor bufó en la hoja escrita, pero no prestó atención—... Hm, bien, quizá me cuentes luego. Ah, eres un poco odioso, pero me agrada que casi no hables. Oh, o quizá no debería de...

Basta. El temperamento de Chan estaba demasiado mal como para aguantar al chico que estaba frente a él. Se preguntaba por qué demonios no se había ido aún de ahí junto con sus cosas, pero siendo francos no quería irse.

—¿Te han dicho que hablas mucho? —interrumpió con brusquedad al mayor.

El otro se quedó pensando y asintió enérgicamente.

¿Cómo era posible que se tomara tan felizmente una ofensa? Ese chico debía estar un poco ido, y eso le resultaba exasperante, pero interesante.

—Mi novio Minho me lo dice a menudo —su sonrisa marcó sus labios rosados.

El pelinegro rodó los ojos con exageración y volviendo a cerrar el libro, se recargó hacia enfrente viendo al chico. Ladeó la cabeza, jugando con su lengua dentro de su boca y esbozó una ligera sonrisa.

—Sí, he escuchado de ustedes —borró al instante la sonrisa—. Demasiado —susurró al último esperando que el sonriente no lo hubiera escuchado.

De alguna manera Jeongin no logró captar la gran indirecta, pero para su suerte, el otro solo decidió ignorarlo. Continuaron mirándose algunos instantes y cuando ambos se dieron cuenta de aquella tontería, desviaron rápido las miradas.

—Y entonces, ¿qué tal te cae Minho? —la pregunta le tomó por sorpresa.

Rascó su barbilla buscando la respuesta correcta para decir, o que no sonara demasiado ofensiva como la mayoría de las cosas que decía sobre las personas.

Pero, a decir verdad, nunca le había caído bien Lee Minho.

—No me gusta tu novio.

El otro se apuró en hablar.

—Claro que no, él no es tu tipo —dijo un Jeongin obvio, mientras soltaba una risita.

Chan negó varias veces mientras una sonrisa adornaba su rostro, mostrando sus dientes grandes y bien limpios.

—Me refiero a que no me agrada.

—Me refiero a que no me agrada

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Boyfriend ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora