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—¿Cómo estás? —preguntó Bang

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—¿Cómo estás? —preguntó Bang. Al instante se sintió idiota, claro que estaba mal.

Pero extrañamente Jeongin no se veía triste. No se veía derrotado. Apostaba a que pronto se le vería feliz, ¿pero qué demonios había pasado con Lee Minho y por qué no estaba tan mal? ¿Qué en concreto?

—Mejor de lo que pensaba —respondió.

Jeongin cayó en cuenta de lo que pasaba y se apresuró en ir por toallas para que el casi empapado Bang se secara. Se sentía mejor. Chan le daba un aire de seguridad, y ya no tenía ganas de llorar.

En realidad, no tenía claro el porqué de haber estado soltando una que otra lágrima. En sí, no era por Minho. Hacia un tiempo que dejaba de sentir cosas bellas por él, peor aun cuando frente de todo mundo le dijo que tan solo lo había utilizado.

Tan irónico que hasta le pidió disculpas, más aún cuando Hwang Hyunjin le dedicó una mirada de lamento. Se sintió utilizado y a parte avergonzado. Tenía miedo de lo que los demás pensaran.

—Escuché lo que hizo Min —mencionó Chan.

O quizá de lo que Chan pensara.

—Tenías razón —le tendió las toallas y una camisa limpia—. Él me utilizó, pero no te hice caso. Ni a nadie más. Lo peor de todo es que no me dolió eso, me dolió más que me pusiera en vergüenza —Jeongin se sentó en su sillón y se cubrió con las manos—. Deben de pensar que soy un idiota.

Chan en un movimiento rápido, canjeó su camisa por la que le habían dado. No quería mostrar nada, así que se había volteado al lado contrario.

Después observó al chico mayor estando aún con cara cubierta y avergonzado. Jeongin estaba cayendo por culpa de la pena y el temor. No por Minho y su falta de cariño.

—No es tu culpa —se apresuró en hablar—. No eres un idiota, deja de decir eso.

Ambos compartieron una mirada larga. Jeongin no se lograba explicar. ¿Por qué Chan seguía ahí? ¿Por qué no se había alejado como los demás? Aquellos sentimientos que se habían desarrollado seguían ahí, todos.

La mirada atenta del menor le lograba revolver la conciencia y un millón de preguntas se formulaban, pero una en especial estaba marcada:

¿Qué era Chan para él?

Los amigos no se veían de aquella manera. Pero no había nada en claro. El hecho de haber pensado antes en lo que él pudiera decir que preocuparse porque ya no tenía novio... ¿Eso que quería decir?

Recordó a Hwang Hyunjin y cuando se relacionó con Bang. No estaba de acuerdo. ¿Chan y Hyunjin? Chan solo tenía un amigo de mesa, y ese era él mismo. Se negaba a que alguien más hablara con él. Celos que hacían daño, pero imposibles de reclamar.

Hwang.

—¿Te gusta Hyunjin?

—¿Qué? —un confundido Chan, frunció el ceño y negó rápido—. ¿Qué demonios? ¡Claro que no! Solo es mi amigo.

Jeongin sabía que la pregunta era rara. En cambio, se olvidó del tema, o pretendió hacerlo, para regresar a su estado melancólico y pensativo. En aquel instante, Chan comenzó a preocuparse.

Sabía que estaba mal, y apresar de eso quería darle un fuerte abrazo y nunca soltarlo. Pero no sería buen momento para explicar los complicados, enredados e imposibles sentimientos que ahora sentía por él.

—Jeongin, yo... —habló Chan—. Quiero que sepas que estaré para ti, pase lo que pase.

Sintió un vuelco en el estómago. Malditas. Se sentía volar y a la vez caer. No quería. Jeongin comenzaba a querer darse de golpes contra la puerta para por fin poder terminar con todo ese revólver de pensamientos. No se podía fijar en una sola cosa.

Su cabeza estaba en el norte y de un instante a otro, repentinamente, estaba en el sur.

—Y que no importa cuántas tonterías y mentiras digan de ti —volvió a hablar. Un aleteo en el estómago—, siempre te voy a querer.

No había sido una confesión, aunque al mayor le hubiera encantado. También quería muchísimo a Chan. Lo sentía en el corazón. Chan era aquel al que podía llamar amigo de verdad, claro, si eso fuera lo que realmente sentía por él.

Hacía un tiempo atrás que las cosas ya no se llevaban de "amigos". Desde que supo que Minho no era nada más que un novio. La palabra estaba vacía.

Pero decía "Chan" y el mundo era un poco mejor.

—Me haces confundirme un poco más —confesó el mayor.

—Perdón, no es la intención —Se sentó a su lado y soltó un suspiro grande—. De verdad que Minho es un idiota.

Ese tipo de comentarios le agradaban.

—Ni lo menciones —rio Jeongin—. Lamento haberte hecho venir hasta acá. Te has empapado con nuestra bella lluvia.

La lluvia y el sol. Chan una nube gris repleta de agua, que a veces arruinaba el día a la gente. Pero Jeongin amaba la lluvia.

—El mundo estuvo en mi contra hoy —rio Bang—. Pero si no venía, me sentiría mal conmigo mismo.

Fácilmente. Solo los idiotas caían por Jeongin. Estaba un poco fuera de su límite, pero la emoción de todo lo que sentía le hacía querer darse un tiro. Al menos compartían los sentimientos revueltos y mal acomodados. Compartían el quererse.

—Chan —llamó el mayor aún sentado.

—Mande.

Se miraron cuidadosamente. Examinaron las facciones del otro, pero aun así nadie dijo nada en varios minutos. Solo compartían un bello silencio, como la primera vez en la que habían cruzado palabra en la biblioteca.

—Yo también te quiero, Chan.

—Yo también te quiero, Chan

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Boyfriend ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora