El consejo

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Esa mañana era bastante calurosa,  y lo sentí en la piel al despertar. Me sentí aliviada pero incómoda, pues pensé en cuántas mañanas tan tranquilas como estás me quedaban.  Pues los hombres del cielo habían regresado y había escuchado que estaban devastando algunas partes de Pandora, en tan solo un año, me preguntaba ¿Cuánto tardarían en llegar hasta su isla?
En qué la guerra llegará hasta nuestra isla.

Me puse de pie,  incorporandome  lentamente a la realidad.  Intente pensar en otra cosa, pues no debía tener miedo, Ronal no me permitiría ni por un segundo sentirme así. Pero lo bueno de todo es que Ronal no podía leer mis  pensamientos, sin embargo Eywa si podía sentir mi miedo, me sentí  terrible y se dispuso a hacer algo para no pensar en eso.

Ronal estaba sentada junto con Tonowari cómo era de esperarse, casa mañana.
—Ire al árbol sagrado — le dije a Ronal sin mirarla.
—Iras más tarde, tenemos consejo — dijo Ronal sin mirarme, en cambio Tonowari si me miró, tomando en cuenta que él era el  Olo'eyktan de mi tribu, sería Ronal la más dura de la tribu.
Abrí los ojos, busque la mirada de Ronal pero no pude encontrarla, Tonowari se encogió de hombros.
—¿Quieres decir que estaré en el consejo? — pregunté.
—Necesitas aprender o ¿no?— dijo Ronal, y al final me miró — come algo por favor, y dile a mi hijo que venga.
Meti un trozo de wart en mi boca, y con las mejillas llenas mire a Ronal, y me moví.
Cerca de la playa ya hacia Aonug, junto con el grupo con quién siempre se juntaba. Yo era al menos cuatro años mayor que todos ellos, pero no podía ascender porque Ronal estaba en la cúspide.
—Ronal te busca — dije simplemente, me senté en la arena.  Mientras Aonug se iba dando enormes zancadas, que su cuerpo que de por sí era bastante pequeño podía lograr dar.
Eywa respiro muy fuerte, la escuché.  —Lo lamento Eywa, gran madre— me disculpé, supuse que era mi miedo el que la hacía respolar de esa manera. 
Regrese a la carpa de Tonowari, ahí ya estaban aquellos que en pleibo discutían con que proceder.
—Los hombres del cielo avanzan — dijo terminantemente Tonowari.
Lo sabía, por eso la tensión de la mañana. Había llegado de hablar de aquello, y de como afectaría nuestra vida como la conocíamos.
—Aparecio un cadáver de Tulkum, era aún un niño fue separado de su madre — dijo Ronal, se escuchó un murmullo entre la gente de dolor, un dolor profundo agudo y latente.
Por suerte ese Tulkum no era hermano de ninguno de la tribu, el dolor no era menor pero quizá un poco menos grave, pues el Tulkum era todavía un bebé.
—¡TENEMOS QUE DEFENDERLOS! —  grito Soliwe, un gran guerrero y pescador, que expulsaba el fuego que todos sentíamos.
—Sin duda tenemos — dijo Tonowari — la guerra nos alcanza. La verdadera pregunta es ¿Vamos a migrar o a defender esta isla?
Había muchos puntos a considerar, pues migrar sería una respuesta más pacífica, sin tantos daños, y una mejor decisión por el bien de la gente del pueblo. Sin embargo sabíamos que no era una opción, aunque había que preguntar.
—Nos quedamos — dije, nunca había hablado para el consejo, y lo hice. Todos los ojos se posaron en mi.
Pero fue una respuesta positiva.
—¡Nos quedamos! — dijo Tonowari.
Ronal acepto con la cabeza.
—Cuando comience el movimiento migratorio de los Tulkum, montaremos guardia.

Para la tarde, ya había ido con Eywa le había pedido disculpas para la gran madre, y me quedé en el agua un par de horas.
Hasta que escuche el alboroto, y monte a mi Tsurak, ví a algunos haciendo lo mismo, pues era un real alboroto.
Se trataba de unos na vi, de los bosques pensé. Me acerque más, hasta ponerme de tras de Ronal. Ese era mi lugar usualmente.
Entonces supe que ese era un gran, gran alboroto.
—...Mi familia está agotada, necesitamos refugio — dijo una voz, bastante poderosa.
Tonowari, miro a Ronal y ella no miro a nadie.
Se trata del famoso guerrero Toruk Makto, Sully, su pareja Neytiri,   y sus hijos. Me soprendia por la enorme presencia, y la manera de él de hablar.
Hubo un intercambio, de intensas palabras entre la preocupación del pueblo y los Sully.
—No les daremos la espalda, pero tendrán que aprender a ser del mar — dijo Tonowari — cómo si fueran bebés. 
—Lo haremos — dijo Jake.
—Lo joven serán guiados por mis hijos y tu Niaerih le enseñarás a Sully y a Neytiri— dijo Tonowari.
Acepte con la cabeza, Jake me miró por unos segundos y les juro que a pesar de que Eywa había Sido bastante intensa el día de hoy, aquella mirada había Sido lo más intenso del día. Jake era enormemente imponente, poderoso, desarmador.

Me pare en la playa oscura, el agua brillaba ligeramente.
—¿Cómo se llaman esos animales? — dijo Jake.
—Tsurak — dije rápidamente, Jake me ponía bastante nerviosa.
—Son impresionantes— dijo.
—Podemos montar unos mañana.
Jake sonrió, y puso su mano en mi hombro.

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