El Ikran

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Pasaron dos semanas desde que Jake Sully y yo habíamos pasado juntos ese momento que Eywa hizo para nosotros. Le había enseñado a montar los Tsurak y había mejorado mucho si me preguntaban, ahora ya no salía despedido a los corales debajo del agua cada que el enorme animal se sumergia. Habíamos decidió no hablar de ello, y habíamos ignorado a Eywa un par de veces en el nuevo llamado que nos había hecho.
A pesar de que era mi deber, intente estar fuera del agua lo menos posible, pues en el agua Eywa podía llamarme con mucha más fuerza.
Así que esa tarde me senté junto a unas compañeras que ya hacían sentadas en una choza, intentando aprender a hacer curaciones con hierbas. Era algo que ya sabía, pero estaba lo suficientemente lejos del agua, tanto como podía estarlo.
De pronto apareció Neytiri, y se sentó a nuestro lado. Ella me sonrió, le sonreí, me sentía muy culpable pero intentaba creer que Eywa tenía un plan para que todo eso ocurriera.
Hablo un par de veces sonrió otras tantas.
-¿No quieres que te enseñe a montar un Tsurak? - pregunté.
Ella me miró.
-Volar ah sido para mí algo muy importante, no creo poder cambiarlo - respondió simplemente.
-Volar debe ser increíble - respondí.
—Podemos intercambiar tu me enseñas a hacer esa curación que los tuyos hacen con hojas y yo a volar en un ikran ¿Que te parece? — pregunto Neytiri.
Me parecía una gran idea, y más aún teniendo en cuenta que se me presentaba la oportunidad de enmendar mis errores.  Lo lamentaba por Eywa, yo no era de desobedecer, pero no podía con eso.  Necesitaba enmendar las cosas con Neytiri y olvidar lo que había pasado con Jake.
—De acuerdo, hagámoslo — respondí.
— Te veré por la tarde en la playa.

Antes de la tarde, medite un poco sientiendo a Eywa enojada en mi pecho, pero solo podía pensar en una sola cosa y eso era Neytiri.
Me levanté más tarde para comer según las órdenes de Ronal.
—Enseñale lo que sabes a Neytiri, después de todo su madre es la mismísima Mo'at  la tsahik, aunque según dicen ella no tiene el callo espiritual pero podemos intentarlo — me dijo Ronal, cuando le conté que la vería.
Me levanté después de hablar con Ronal,  para ir con Neytiri que esperaba en la playa con un enorme ikran. 
—Los Ikran a diferencia de los Tsurak, solo se conectan con alguien una vez y perduran osea siempre con ellos. Algo así como los Tulkum — dijo Neytiri — por fortuna para nosotras encontré un lugar donde anidan cerca de las colinas pasando el arrecife. Vamos hasta ahí.
Subí detras  de Neytiri en su Ikran, le puse mis manos sobre su cuerpo para agarrarme y ella emprendió el vuelo.
Si bien había estado en el mar toda mi vida, no había volado jamás y esa era la primera vez. Sentí un tirón de emoción y nerviosismo. Pero me sentí agradecida por estar con ella ahí, y Eywa me escucho inmediatamente.
Volamos al menos media hora, hasta unas colinas flotantes sobre el mar.  En un descanso de la piedra, había una colonia de ikrams descansando sobre la roca.
—Los niños Omaticaya, aprenden desde pequeños a montar uno de estos, se les amarra la boca para que ellos estén más seguros — dijo Neytiri sonriendome — sin embargo tú eres una adulta y no solo eso, si no la próxima Tsahik de tu clan, podrás sin que lo amarremos. Montalo.
Pensé que me lo merecía y no había otra opción más que esa. Subí a una piedra arriba de un ikran macho que estaba cercano a nosotras. Era amarillo con unas tonalidades rosaseas y moradas. Bastante hermoso el animal si me preguntan. 
Di un salto y caí justo en su lomo, el animal chillo e intento alejarme, tirarme de su lomo. Emprendió el vuelo, moviéndose violentamente para tirarme, giro la cabeza para morderme. Y entonces con rapidez tome su cola neuronal, para conectarme con él.
—¡Eres muy ágil!— grito Neytiri.
Tome la cola, y nos uni. Inmediatamente sentí su respiración, sus latidos y como este se calmo inmediatamente con el sentido de mi cabeza conectada a la suya.
—¡ESO ES! — Grito más fuerte.
—Vamos a llevarnos bien — le dije al Ikran — seamos amigos.
—Perfecto, vamos sigueme— dijo y acto seguido emprendió el vuelo.
Hice un ademán y mi Ikran empezó a volar detrás de Neytiri. Me sentí aterrorizada y torpe desde el cielo. Pensé en caerme y desee volver al agua.
Hasta que me sentí más estable y mucho menso aterrada, alcance a Neytiri que volaba bajo para hacerme sentir mejor.
—Esto es impresionante — dije.
—Los Ikran son una gran bestia — respondió ella.
Volamos por horas y nos perseguimos unas más, hasta que no sentí miedo, y el Ikran fue verdaderamente una conexión mía.
—Cuidalo te será leal siempre — dijo Neytiri cuando defendíamos.
Bajamos hasta la playa cuando el cielo ya estaba negro, pensé que quizá me vendría bien un compañero y me sentí bien por tener un nuevo amigo.
Neytiri bajo, y baje seguido de un salto.
—Gracias Neytiri, ha sido una gran experiencia — dije.
Neytiri dió la vuelta y tocó mi pecho con sus manos.
—Te veo — dijo, tocandome.
—Te veo también— le respondí. 

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