Cuando Richarlison pasa unas vacaciones en República Dominicana y allí tiene una aventura con una joven dominicana.
Ambos creyeron que todo quedaría ahí y que después de esa noche no se volverían a ver, pero el destino tiene planes extraños y hará...
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La puerta de la habitación fue abierta y Elis asomó su cabeza.
—Está aquí.
—¿En serio?—esta asintió y entró a la habitación cerrando la puerta detrás de ella. —¿Lo dejaste solo?
Esta negó.—Esta con Nick.
Rodee los ojos y me observé en el espejo repasando mi vestimenta shorts, camiseta negra y unas pantuflas.
—Ya le di unas cuantas advertencias.
Detuve mi caminata hacia la puerta y volteé a ver a mi hermana.—Elis, ¿que le dijiste?
—No es de tu incumbencia.—pasó por mi lado y abrió la puerta saliendo de la habitación, imite su acción y cerré la puerta detrás de mi.
Baje las escaleras a paso lento y al llegar a la sala observé a Richarlison sentado junto al pequeño Nick quien lo observaba con seriedad, al escuchar pasos ambos giraron sus cabezas y él moreno se levantó.
—Hola.—salude con un poco de timidez.
—Hola, Emma.
—¡Tía!—chillo Nick haciendo que lo volteé a ver.
—¿Que pasa, cariño?—tome asiento a su lado y acaricié su rostro.
—¿Quien es?—pregunto señalando hacia Richarlison.
Le di un rápido vistazo al moreno que ahora estaba tomando asiento al lado de Nick.
—Es un amigo.
El niño frunció sus labios y volteó a ver a Richarlison.—Mi tía es mía.
Richarlison alzó una ceja hacia el pequeño y se acomodó mejor en el sofá.
Elis soltó una carcajada.—Nick, vamos a la habitación.
—Pero, mami...
Esta tomo a su hijo en brazos y antes de irse volteó a ver al moreno.—Estas en tu casa.
—Gracias.
Observé cómo ambos desaparecían y volví mi vista hacia el moreno que ya tenía sus ojos puestos en mi.
—¿Cómo estás?—pregunte y este se encogió de hombros.
—Nada mal.—asentí y vi como bajo su mirada hacia mi estomago. —¿Y ustedes?
