9 °Amistad°

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-¿Todavia la tienes?- dijo Juan aún escondido en sus piernas

-¿Por?

-Para lavarla

-No, ya no, no iba permitir que un olor horrible a vómito invadiera mi casa, la mande a lavar y después a la tintorería

-Pinche suerte- el hechicero finalmente asomo su cabeza y se acomodo bien en la silla -¿Que quieres que haga?

-¿Y tu para que me sirves?- el oso lo miraba divertido

-Eyy, aún que no lo creas tengo muchas cualidades- cruzo sus brazos y se hizo el ofendido

-No he visto ninguna

-Se volar

-Entonces...necesito que cuelgues ese cuadro- sonrió descaradamente y le dió una mirada retadora

-Bien- Juan se levantó y tomo el cuadro -¿Donde?

-Ahí- Spreen apunto arriba a la derecha del miope, dónde estaba un clavo, realmente no era alto, fácilmente podría alcanzarlo con una silla

-¿Es un chiste?

-No, rápido

-Bien- Juan se paró dónde el clavo y empezó a conjurar unas palabras extrañas, cerro los ojos y poco a poco empezó a despegarse del suelo, abrió los ojos y al llegar a la altura del clavo colgó el cuadro, pero no paro de levitar

-¿Que esperas? ¡baja!- grito Spreen al ver que se elevaba aún más, casi llegando al techo, el cuál era alto

-No-no puedo- el hechicero entro en pánico y empezó a gritar

-Dejate caer, yo te agarro- el oso se colocó debajo de el con los brazos extendidos -confía- dijo al ver que Juan estaba inseguro

-Bien- de golpe corto su magia haciéndolo caer rápidamente, el se esperaba el golpe, en caso de que el azabache no lo pudiese atrapar

-Ya puedes abrir los ojos

Spreen si lo tomo en sus brazos, parecía una princesa por la forma en que lo estaba cargando, al abrir los ojos Juan se sonrojo por la cercanía del oso, rápidamente volteo a otro lado para que no lo notará

-Gracias, ya me puedes soltar

-Claro- Spreen lo bajo con cuidado

-Ya, ya me tengo que ir- nervioso camino rumbo a la puerta

-Si, adiós

-Por cierto, tus orejas están muy tiernas

Spreen se torno rojo, corrió por su sombrero y se lo puso con apuro

-Pfff- Juan rio ante su acción -tranquilo, no le voy a decir a nadie lo bonitas que se ven tus orejitas- después cruzo la puerta y la cerro

Spreen se sentó en su escritorio, tomo nuevamente su sombrero, se cubrió la cara y dió un grito ahogado

(Dios, que vergüenza)

Un rato despues de mortificarse con su descuido se oyeron unos golpes en la puerta

-Patron, ¿puedo?

El oso se colocó su sombrero y regreso a su porte serio e indiferente

-Pasa

El otro miope entro a la habitación

-Mayichi ya trajo los encargos

-Gracias por avisarme Mariana, colócalos en la cocina, por favor

-Claro, disculpe...

-Dime

-¿Paso algo con Juan?, es que, se escuchó que grito, pero cuando salió estaba...raro

۞ Amor eclipse ۞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora