No, joder. No puede ser. Bajo del coche y corriendo vuelvo a entrar en casa. Rápidamente cojo los apuntes de filosofía que había olvidado sobre mi escritorio. Mierda, no puedo llegar tarde. Bajo las escaleras tan rápido como mi vago estado físico me permite y, con la respiración acelerada, vuelvo a meterme en el vehículo.
-Lo siento. -le digo a mi madre mientras ella arranca.
Entro por la puerta del instituto justo a tiempo. Odio a todo el mundo aquí. Ninguno de estos adolescentes va a entenderme nunca, están demasiado preocupados en si llevan bien el pelo cuando pasa un chico mayor por delante, o en decidir que foto de las que se han tomado esta mañana van a colgar a Instagram. Malditos ingenuos. Y lo peor de todo es que se creen que su vida es dura y dramática; que tienen motivos para quejarse de ella.
Un ligero toque en mi espalda me devuelve a la realidad. Me giro y... No puede ser. Pero ¿cómo? Mi cara debía de ser un poema porque, sin motivo aparente, empezó a reírse.
-Solo quería desearte suerte con el examen de filo.- dijo con una cierta timidez que hasta el momento había ignorado. Aún extrañada por el evidente toque surrealista del momento, me limité a sonreírle mientras pronunciaba un gracias.
* * *
-Ya, si lo sé, pero es que no puedo entenderlo.
-Lo mejor es que le olvides, no va a dejar a Mía, eso está claro.- me respondió con una sinceridad que agradecí.
La teoría la tenía clara: debía olvidarme de él antes de que mis sentimientos de cada vez se hicieran más grandes. Pero, ¿cómo? Si al menos él pusiera un poco de su parte y dejara de tratarme tan bien. Menuda mierda. Lo peor de todo era saber que si no fuera por Mía, probablemente estaríamos juntos.
Por fin se acabaron las clases. Aquella mañana había durando más de lo que debería. Estaba agotada y solo quería descansar.
Al llegar a casa, cogí el iPod, lo conecté y, casi instintivamente, seleccioné la canción. Thinking out loud - Ed Sheeran. Cerré los ojos y me dejé llevar. No puede evitar acabar cantando la letra a todo pulmón. Abrí los ojos y al encontrarme reflejada en el espejo, simplemente, lo comprendí todo. La música seguía sonando, pero yo ya no escuchaba. Ya no tenía dudas: había recaído.
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Luna
RomanceLuna es una adolescente con una vida demasiado monótona para su gusto. Descubre el sexo y emociones que jamás había experimentado. Por un lado está León, y por el otro un peculiar chico que conoce en el hospital. (Después de leer otras historias he...