Capítulo 2

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Llego a media noche y la encuentro dormida en nuestra cama. Me acerco y le doy un beso de buenas noches.

— Descansa mi amor —susurro suavemente y en ese instante abre sus hermosos ojos— Duerme cariño, es muy tarde.

— No por favor, despiértame, hazme el amor como si no existiera nadie más en el mundo. Embriagarme con tus caricias. —ruega con la voz adormilada— Ven, hazme tuya a tu antojo, apriétame y muerde mi piel, despierta a esta fiera que tiene sed de sexo, de mi hombre. Hazme venir las veces que se me antoje, Ven, no tengas piedad.

Sorprendido por su respuesta y consumido por el deseo irrefrenable que ella me provoca le desgarro la ropa. La alzo en mis brazos para meter mis dedos en su sexo, le muerdo el cuello y acaricio el lóbulo de su oreja con la nariz, sé muy bien que eso la enloquece. Sigo masturbándola provocado escalofríos en su piel y un delicioso gemido que se le escapa a media voz en la oscuridad de la habitación...

Abro sus piernas y la acomodo para después penetrarla de una sola estocada. Le hago gritar de placer y me exige que no me detenga, que siga, y las palabras obscenas entre los dos resuenan en las cuatro paredes de la habitación.

Sigo con las estocadas cada vez más profundas, llevo una mano a sus pechos y con la otra la masturbo suavemente, pero con precisión hasta hacerla explotar por primera vez...

Ya sus piernas escurren, y le tiemblan y ambos jadeamos fuertemente por la intensidad del momento.

La tomo por las caderas y la siento en mi regazo, para mueva sus caderas a su antojo, sus ojos se encienden, mi garganta se reseca y sé que estoy perdido.

Nos amamos sin tabúes, con un "Te amo mutuo" y la promesa de que siempre será mía. Alcanzamos el clímax al mismo tiempo, explotando cómo una estrella enana. Nos besamos y un gracias, con un hasta mañana mi amor.

Y entonces despierto...

El sudor recorre mi cuerpo, y me frustra seguir soñando con ella. Y ni hablar de la erección monumental que tengo. Llevar tanto tiempo sin tener relaciones sexuales no ayuda.

Mi matrimonio con Karen es una farsa total. Aprovechó uno de mis momentos de debilidad para meterse en mi cama y quedó embarazada. Hasta el día de hoy sigo pensado que todo fue premeditado. La única razón por la que accedí a casarme con ella fue por el bien de mi hija.

La llegada de Karina fue mi impulso para salir de toda la mierda en la que me había sumergido. La muerte de mamá a los pocos meses de la huida de Sofía terminó de derrumbarme. Y para colmo de males, mi hermana pequeña lleva años sin hablarme. Así que básicamente mi vida es una mierda.

Mi hermana Erika se casó en España y está esperando bebés, creo que ya tiene cuatro meses. Sigue sin aceptar hablar conmigo y no la presiono. Elena y Erik me mantienen al tardo de todo.

Quizás se pregunten si busqué a Sofía, pues sí, los primeros meses intenté contactarla. Quería entenderla, que me explicara el motivo de sus actos. Pero entonces me enteré...

La mujer a la que buscaba día y noche se había casado. Pero eso no fue lo más duro. Se casó nada más y nada menos que con su mejor amigo, Lucas.

¿Será que solo eran amigos o siempre nos vieron la cara a todos?

Desconozco sus razones, lo único que sé, es que dolió como el infierno.

Me levanto frustrado y me dirijo al baño para darme una ducha de agua fría. Me niego a masturbarme pensando en ella. Luego de unos quince minutos bajo el agua decido que es suficiente y agarro una toalla para cubrir mi cuerpo. Cuando salgo veo la pantalla de mi celular alumbrar y me acerco para ver quien me llama. Bufo exasperado cuando veo de quien se trata. Maldigo par de veces y me debato entre responderle o no, al final me decanto por la primera opción.

Everything We Feel [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora