15 de Julio de 1889

9 1 0
                                    


No pudimos dormir, la inmensidad del bosque nos aterraba, los sonidos que provenían de ella no eran normales.

Sonaba como si estuvieran ahogando a un ciervo, con unos sonidos muy agudos e incómodos, Alain le quitaba importancia afirmando que se trataba de un oso. Pero el sonido que emitía lo que fuera aquella cosa del bosque no se asemejaba en nada al que emite un oso.

Con un miedo helador que me hacía sentir muy vulnerable, salí de la tienda y fui a buscar a los caballos, solo para encontrarme con la sorpresa de que estos estaban muy alterados en vez de permanecer dormidos como la mayoría de veces. Siempre he sido un naturalista y partidario de la libertad de los animales, así que saqué las armas y todo su equipaje y los liberé, eran caballos muy bien adiestrados, reconocibles y fuertes, por lo que me pareció lógico, además, en caso de que apareciera un depredador y estos estuvieran atados, no tendrían oportunidad de escapar.

 Siempre he sido un naturalista y partidario de la libertad de los animales, así que saqué las armas y todo su equipaje y los liberé, eran caballos muy bien adiestrados, reconocibles y fuertes, por lo que me pareció lógico, además, en caso de que ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Comprobé el resto de tiendas: Mike y Luke estaban bien, Farrell también estaba con ellos, todos estaban despiertos ante el miedo. Les pregunté algunas cosas y les entregué sus bolsas de armas con alguna bandolera para la munición, dejándoles indicado el lugar donde se encontraban el resto de armas.
Yo entré a la tienda con mi rifle para elefantes 500 nitro express, no era ni el más preciso ni el más cómodo de disparar, pero era el único que podía abatir a cualquier criatura terrestre viva.

Pasaron pocos minutos y los sonidos volvieron a manifestarse. Alain y yo decidimos meternos en la tienda base y cogimos algunas armas largas para protegernos.
Cuando hablamos del tema surgieron dos opciones, la primera era quedarse en la tienda usando todos nuestros sentidos para protegernos. Mike propuso hacer un círculo de varias fogatas para delimitar un área que espantara a cualquier animal, pero acabamos por decidir que era un plan horrible. Alain pensó en coger todo lo posible y establecer un perímetro de seguridad. Ojalá nunca hubiéramos decidido que era una buena idea.

Cogí mi rifle de elefantes y mi revólver colt, también me equipé con un cuchillo, una hachuela y una lámpara.
Los demás en su mayoría se equiparon con escopetas de doble cañón (dado que a la noche era fácil fallar un tiro sólido) y revólveres colt navy.

Nunca sabré el por qué, pero nos dividimos en dos grupos: Yo y Farrell y Luke, Mike y Alain.
Cada grupo nos adentramos ligeramente en el bosque, sin perder de vista el campamento, cada paso se sentía como un leve beso a la muerte, acompañado de una sensación de inseguridad que me impedía avanzar con consistencia.

Los sonidos se acercaron la última vez que los escuché, recuerdo que nunca me había sentido tan tenso en toda mi vida, aunque la temperatura debería rondar los cuatro grados Celsius, mi corazón latía tan rápido que el bao de mi respiración rozaba la semejanza al vapor de agua y dentro de mis guantes notaba mi manos segregar sudor.

Tras varios minutos creíamos haber recuperado la calma, Mike y los demás gritaron a lo lejos que no habían visto nada y que volvían, a lo que respondimos que nosotros haríamos lo mismo.

WendigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora