16 De Julio de 1889

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La noche cayó sobre las diez de la tarde, estaba en mi pequeña habitación del hostal de Blackwater, miré por la ventana el extenso lago, y lo que se podía observar del pueblo. Algunos caballos tiraban de diligencias en la última hora de trabajo, seguramente a las once y en plena semana laboral todos los bares se cerrarían y las calles quedarían reservadas a las ratas y a los búhos.

Me encontré sumamente aburrido, no quería dormir, no quería comer, me topé con un momento sumamente extraño, me sentía conectado conmigo mismo, me rasqué la espalda y me acaricié la cara sin ningún sentido. No estaba calmado, me notaba tenso.
Pensé en salir afuera e ir a dar una vuelta nocturna, al principio no me veía capaz y si Miguel se daba cuenta no lo aceptaría.
Por lo tanto me mantuve unos minutos sin hacer nada, pero no lo soporté, me puse mi camisa y con mucha precaución de no hacer ningún ruido abandoné el hostal.

Primero me dirigí al lago y me quedé en la orilla observando como el blanco destello de la luna se reflejaba en las dulces y calmadas aguas, me causó una sensación absoluta de serenidad, mirando alrededor todo estaba acompañado de árboles llenos de vida.
Este era uno de esos momentos donde estaba claro, daba igual que época del año fuera o en que hora del día uno estuviera, pocos hubo que semejante belleza vieran.

De repente una sensación de presencia me inundó y giré mi cabeza, pero el silencio desmintió que alguien allí se escondiera.
Sin mucho remordimiento comencé a caminar de vuelta al hostal, pues ahora si estaba decidido a dormir, aún así no me notaba seguro y agilicé mis zancadas.

Antes de llegar siquiera a la puerta del hostal me frené y alcé la mirada a los árboles que había en frente. Creí ver algo, pero la preocupación ya se estaba tornando en miedo y no pude evitar avanzar rápidamente a la habitación y meterme en dicha cama del lugar.

No quería admitirlo pero intentando eso solo me mentía a mi mismo, tenía mucho miedo de que la bestia regresara y me atacara de nuevo, estaba en pánico porque solamente estábamos a unos pocos kilómetros de un gran bosque cercano.
Aún sin verla podía sentir la criatura morder mi brazo de nuevo, podía recordar la manera en que sus dientes desgarraron mi antebrazo, recuerdo los ojos rojos, se me quedó totalmente grabada la manera en que grité de dolor.

Pasé fácilmente tres horas despierto, encogido en una esquina como un niño asustado, revolcándome en el miedo, porque tenía mucho miedo, estaba aterrado. Aunque todo ya había pasado tenía una horrenda sensación, la conciencia me susurraba que esto era solamente el comienzo.

Mi paranoia llegó a tal punto que cogí mi revólver y me apunté a mi mismo, pensando en si el dolor de la bala me haría dejar de pensar en ese trágico momento o si la calma de la muerte podía limpiar el caos de mi mente.

Dicen que cuando el amanecer es apagado y lento es porque así lo quieres ver, y sin embargo lo veía como una salvación ante todo lo que estaba sufriendo.

Mike abrió la puerta varías horas después de amanecer y para su sorpresa yo dormía como un tronco, no fue hasta varias horas después del mediodía que desperté en condiciones.
Me dirigí a la estación para recoger el correo de mi hermana, la cual en su última carta había dicho que me enviaría correo a Blackwater, llegué al puesto de recogida y solicité al encargado que me diera las respectivas noticias. Del cual recibí una delicada y limpia carta proveniente de Saint Denis que contenía una carta firmada por mi hermana misma.

𝑄𝑢𝑒𝑟𝑖𝑑𝑜 𝐻𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑜
𝘏𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘮𝘶𝘤𝘩𝘰 𝘵𝘳𝘢𝘣𝘢𝘫𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘧𝑎𝘣𝘳𝘪𝘤𝘢 𝘵𝘦𝘹𝘵𝘪𝘭, 𝘮𝘦 𝘩𝘢 𝘤𝘰𝘴𝘵𝘢𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘷𝘦𝘳𝘢𝘴, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘥𝘦𝘣𝘰 𝘪𝘯𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢𝘳𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘥𝘪𝘢 𝘥𝘦 𝘩𝘰𝘺 𝘩𝘦 𝘤𝘰𝘨𝘪𝘥𝘰 𝘶𝘯 𝘣𝘪𝘭𝘭𝘦𝘵𝘦 𝘤𝘰𝘯 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰 𝘢 𝘉𝘭𝘢𝘤𝘬𝘸𝘢𝘵𝘦𝘳, 𝘵𝘦 𝘦𝘤𝘩𝘰 𝘥𝘦 𝘮𝘦𝘯𝘰𝘴 𝘺 𝘵𝘦𝘯𝘨𝘰 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘢𝘤𝘵𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘥𝘪𝘤𝘩𝘢 𝘻𝘰𝘯𝘢, 𝘤𝘳𝘦𝘰 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘵𝘦 𝘷𝘦𝘯𝘥𝘳í𝘢 𝘮𝘢𝘭 𝘷𝘦𝘳𝘮𝘦, 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢𝘮𝘰𝘴 4 𝘮𝘦𝘴𝘦𝘴 𝘴𝘪𝘯 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘢𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘺 𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘰 𝘴𝘢𝘣𝘦𝘳 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘥𝘦 𝘵𝘪 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘦𝘯𝘵𝘰𝘯𝘤𝘦𝘴, 𝘮𝘦 𝘮𝘢𝘵𝘢 𝘭𝘢 𝘪𝘭𝘶𝘴𝘪ó𝘯.

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⏰ Última actualización: Dec 24, 2022 ⏰

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