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Si Emmaline odiaba algo en la vida era el periódico. Porque, ¿Cuántos secretos habían sacado a la luz ya? Y, sobre todo, ¿Cuánto les llevaría descubrir que la familia Carter estaba en una crisis económica grande?

Se habían mudado a una casa más modesta, la mayoría de los empleados se habían marchado, (lo que aumentaba mucho las posibilidades de que estos hablaran) y no había que ser un experto en moda para darse cuenta que, ella estaba utilizando los vestidos de temporadas pasadas.

Claro que recién había habido un baile, pero sería cuestión de tiempo para que las lenguas más afiladas empezaran a hacer circular los rumores y para que fuera quien fuera el encargado de publicar esas noticias, lo hiciera.

Ella no tenía absolutamente nada que perder, pero Scarlet y Hermione sí. Si su situación salía a la luz, ellas estarían afectadas. A pesar de contar con su dote, sus posibilidades de cortejos se arruinarían, solo algunos se animarían a casarse con ellas, pero bien se sabía que sus pretendientes se reducirían y por lo general, se reducían a viejos que les doblaban o triplicaban la edad. Y ella preferiría vivir en la miseria, antes que sus hermanas se casaran con alguien que podría ser su abuelo.

¿Estaría ella misma dispuesta a casarse con un anciano? Esperaba y Dios no lo permitiese nunca.

— ¿Que te sucede? —le preguntó Hermione desde el sofá de enfrente.

— ¿Por qué lo preguntas?

— Hiciste una mueca, podría asegurar que de asco.

— Solo pensaba.

— ¿En qué?

— Nada importante.

— ¿Pero era una mueca de repulsión?

Si, así era Hermione, capaz de hacer tres preguntas en un minuto si uno se lo permitía.

— Ya déjala chismosa —dijo Scarlet desde el piano.

— Solo me preocupo por mi hermana —dijo quejándose y tomando el periódico.

Scarlet le lanzó una mirada cómplice y sonrieron, porque Hermione era una chismosa por excelencia y ambas sabían que ella se encargaría de leerle los últimos acontecimientos.

Y no se equivocaron.

Stephen Williamsburg, el marqués de Stafford ha vuelto a Londres. Todas las jovencitas y madres están muy ansiosas porque ponga un pie en los salones de baile. ¿Será que habrá vuelto de su viaje para buscar esposa?

— Eso es ser demasiado optimista —comentó Scarlet.

— ¿Por qué? —cuestionó Hermione.

— Tiene apenas veinticuatro años, los hombres no buscan esposa a esa edad.

— Yo tengo esa edad y ya soy considerada solterona, que ironía —dijo suspirando.

— Eso si es muy injusto —se quejó Hermione.

— Emmaline aún puede encontrar esposo, es preciosa y estoy segura de que a algunos hombres no les importaría su edad —aseguró Scarlet.

— Es muy seguro que el marqués esté en la semana campestre de los vizcondes de Bolingbroke —comentó para salir del tema de un posible marido para ella.

— Si, y lo van a atosigar las madres casamenteras, aunque dicen que es encantador.

Adoraba que Scarlet no insistiera en un tema cuando ella se empeñaba en cambiarlo, eso era una clara diferencia entre sus dos hermanas.

— ¿Quienes dicen? —preguntó Hermione.

— La sociedad —dijo encogiéndose de hombros—, se presentó en los salones por primera vez el año anterior y está en boca de todos que el muchacho baila incluso con las menos populares.

Loca casualidad #1 ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora