Capitulo 20

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#9. Dieciséis años, príncipe.

288 años de poder imperial. Yo tengo quince años y Rupert dieciséis. El palacio del príncipe heredero permaneció en calma hasta que llegó la primavera después del invierno. De vez en cuando llegaba Arnulf y armaba un escándalo, pero parecía cansado de la inacción de Rupert. Incluso después de que Rupert se convirtiera en príncipe, quise aconsejarle que si quería conservar su vida, sería mejor que se comportara, pero no tuve más remedio que evitarlo porque pensé que me abofetearía con su mal carácter.

El palacio aceptó a Rupert, como un lago tranquilo, lento pero ruidoso bajo el agua.

– ¡Su alteza el príncipe!

La voz del chambelán principal resuena en el comedor. Más de diez empleados se pararon cerca de la pared para la comida. Incluso dentro de la misma familia imperial, el trato que tiene el príncipe heredero y una princesa son muy diferentes. Recordé la hora del almuerzo de la época de la Princesa Lafertte, en el que Tori y yo éramos las únicas a su lado, saludé a Rupert al entrar por la puerta.

Ya no probé su comida, sino que me paré justo detrás de él y lo atendí. Rupert hizo que varias sirvientas se turnaran para probar su comida en mi lugar.

– Su Alteza, saludos de Alsmere para trabajar como jefe de cocina del Palacio del Príncipe Heredero.

El chef recién contratado saluda quitándose el sombrero de chef. El origen del cocinero era muy importante por cómo era la época, pues era de la familia Pasbender, conocido como el padre de Tori. Cuando Rupert asintió levemente, el chef recitó explicaciones de los platos que Rupert ni siquiera había pedido.

– El plato principal es pato asado, es bueno ya que ayuda a que el cuerpo entre en calor. Lo cociné con garbanzos de Hirrell, espero que sea de su gusto. El clima se está poniendo más cálido, pero generalmente Belnerni es un país frío.

– ......

– Calculé el tiempo y lo puse en el horno para que lo trajeran cuando terminara de comer la sopa…

– Está bien, chef.

Cuanto más hablaba el chef, más se oscurecía la tez de Rupert. Interrumpí al cocinero antes de que él se enfadara.

El chef inclinó la cabeza con una cara de vergüenza.

– Por favor, salga.

– ¿Sí?

– A su alteza le gusta estar callado durante la hora de la comida. Lo siento, pero por favor váyase.

A Rupert le molesta incluso los sirvientes que están ligeramente pegados a la pared. No lo rechaza porque es una práctica común, pero su apetito disminuyó a medida que aumentaba el número de cabezas en el comedor que esperaban para "servirlo".

Por lo tanto, había muchos días en los que volvía a la oficina y comía por separado, y si un chef charlatán hablaba durante cada comida, ya no lo soportaría y de seguro dispararía su escopeta al aire.

– Oh, lo siento.

El cocinero se rascó la nuca y dio un paso atrás. Rupert, que miraba fijamente al cocinero sin empezar a comer, levantó por fin la cuchara.

Cuando volví a mi asiento dejando escapar un pequeño suspiro, Laura me susurró al oído diciendo que conocía bien a su alteza. Asentí, hasta cierto punto lo conocía, aunque no del todo. Ya pasaron 4 años desde que decidí quedarme a su lado, así que es natural.

Rupert de 16 años, era una persona completamente distinta a Rupert de 13 años. Lo vi comer lentamente. Se siente la autoridad del príncipe en su espalda rígida. Me adapté a su pelo corto y a los hombros anchos, pero no pude adaptarme a su autoridad.

𝐒𝐮 𝐦𝐚𝐣𝐞𝐬𝐭𝐚𝐝, 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫 𝐧𝐨 𝐦𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐯𝐚 𝐚 𝐦𝐚𝐭𝐚𝐫.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora