Rosemary for Remembrance - dramione *TRADUCCIÓN*✓.

Capítulo 4.

Hermione pasa la siguiente semana y media preparándose para comenzar la construcción de la tienda y pensando en Draco Malfoy. Esto último es completamente involuntario y frustra a Hermione sin fin. Ella trata con todas sus fuerzas de distraerse con las tareas mundanas que está haciendo: hacer listas de suministros, barrer, tirar muebles viejos y pedazos de madera rotos. Pero descubre que estas tareas iniciales son casi demasiado mundanas y descubre que su mente está a la deriva mientras barre montones de hollín y cenizas en el contenedor.

Sus pensamientos sobre él no son precisamente buenos ni malos. Curiosidad principalmente. Irritación persistente. Piensa en lo mucho que la pone de los nervios, en cómo no pueden tener una sola conversación sin provocarse el uno al otro.

Ella sigue preguntándose por qué todavía no ha cubierto su Marca Tenebrosa como los demás, y si alguna vez lo hará.

Ella piensa en cómo él no la ha llamado 'Sangre sucia' en años, incluso desde su primer encuentro en el bar.

Ella piensa en la chica que había estado en su brazo.

Se pregunta con qué frecuencia suceden sucesos como estos: Malfoy, borracho, tonteando con una bruja al azar. Es posible que haya estado de mal humor debido a las noticias sobre su padre, pero es igualmente probable que esta sea la forma rutinaria de Draco de lidiar con su propio trauma. Y dado que Hermione tiene sus propias formas de lidiar con sus sentimientos, no puede juzgar ninguna de las decisiones que está tomando Malfoy.

Se encuentra negando con la cabeza mientras se compara con Malfoy de esa manera. Nunca pensó que tenían algo en común, además de pelear por las mejores notas en las clases de pociones de Snape, pero aquí estaban, ahogando el dolor de las cicatrices y viejas heridas con whisky de fuego.

Malfoy siempre había sido un enigma para ella. Además de Voldemort, y muy posiblemente Umbridge, ella nunca había sido de las que clasificaban a nadie o algo como 'bueno' o 'malo'.

Sabía que había un millón de tonos de gris en el medio, y Draco Malfoy siempre había caído en una categoría del mismo color que sus ojos; en algún lugar lleno de humo en el medio.

Cuando llegó el primer fin de semana, Hermione se tiró en la cama, más cansada de lo que había estado en mucho tiempo, y durmió la mayor parte del fin de semana. Había olvidado lo bien que se sentía sentirse cansada después del trabajo físico, y aunque solo había estado trabajando en la tienda durante 4 días, se permitía el descanso que necesitaba para recuperarse.

Pero tan pronto como llegó el lunes, se lanzó de nuevo por completo, comenzando el proceso de desmantelar la tienda hasta dejarla completamente vacía. Esto fue más difícil de lo que Hermione había anticipado. Usaba guantes y un martillo para sacar clavos y arrancar madera de las paredes. Con solo ella misma, estaba tomando horas de un tiempo precioso. El taller era grande, de dos pisos, y casi todo tendría que ser reemplazado.

El miércoles le dolían los músculos de los brazos. Se había despertado rígida y apenas podía levantar los brazos por encima de la cabeza sin estremecerse. Pasó más tiempo de lo habitual en la ducha esa mañana, permitiendo que el agua hirviendo calmara y relajara sus músculos atrofiados. Se sintió un poco mejor, pero volver directamente a arrancar los estantes de las paredes solo los volvió a despertar el dolor.

Muchas veces durante el día, Hermione consideró dejarlo todo y usar magia, solo para esta parte del proceso de reconstrucción, pero finalmente, su propia terquedad no se lo permitió.

Además de eso, el dolor distrajo a Hermione de tener que pensar demasiado. Trabajaba todo el día, llegaba a casa con apenas el tiempo suficiente para comer antes de que el cansancio la dominara y colapsara en su cama en un sueño muy necesario. La mayoría de las noches, su agotamiento incluso le permitia escapar finalmente de las pesadillas que ha estado teniendo desde que terminó la guerra. Pero no siempre.