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Los años pasaron y Sanzu ya tenía 15, ya estaba acostumbrado a estar en en centro psiquiátrico, Hoshi se había vuelto su mejor amigo y se la pasaban juntos, en todos esos años los otros pacientes crearon distintas historias a su alrededor, que eran sus razones para estar ahí, habían ido exagerando cada vez más lo que realmente habían hecho, no pudieron hacer mucho para desmentir, y al poco tiempo dejaron de tomarle importancia.

En el tiempo que estuvo ahí, Sanzu tuvo una mejora muy leve, su forma de afrontar lo que le parecía molesto seguía siendo agresiva, ahora teniendo una fascinación por ver sangre, los que hacía que se siguiera metiendo en problemas.

Hoshi tampoco mejoraba mucho, estar tanto tiempo con Sanzu impedía su mejora, ahora era más agresivo, pero seguía teniendo esa actitud juguetona.

Esto los psiquiatras y médicos no pasaron por alto, estar juntos les impedía mejorar, decidieron que cambiarían sus horarios para que no pudieran estar todo el tiempo juntos y ese daño que se hacían mutuamente.

Les indicaron que sus horarios cambiarían, esto para que el cambio repentino no les afecte y que irían cambiandolo poco a poco para que se acostumbren, se los dijeron de forma separada.

El primer día se les hizo raro que el tiempo se les hiciera tan corto, no le tomaron importancia y se quedaron con la idea que era porque se les pasaba el tiempo muy rápido.

Al cabo de un mes ambos entendiendo lo que realmente estaba pasando, la siguiente vez que se vieron decidieron hablar de su descubrimiento.

Oye -empezó a hablar Hoshi- el tiempo cada vez es menos, creo que ya se porque.

Yo también estuve pensando en eso, primero di tú lo que crees que es -le dijo en un tono preocupado, no quería que lo que el pensaba sea cierto.

Nos quieren separar -dijo sin rodeos, a Sanzu realmente no sorprendiendole ya que lo veía venir.

Yo también pienso lo mismo, ahora que hacemos? Realmente no podemos hacer nada para cambiar nuestros horarios -Sanzu hablo en una voz llena de angustia al pensar que lo separarían de su único amigo en ese lugar.

Tengo una idea -le dijo en ese tono juguetón suyo, Sanzu sabía perfectamente que cada vez que hablaba de esa forma era porque planeaba algo, no bueno específicamente.

Y que es -le dijo con una sonrisa, sabía que le diría alguna cosa divertida, talvez meterse en un problema grande con la excusa que el poco tiempo que estaban juntos les afectaba más que estar juntos todo el tiempo, o algo incluso peor.

Y si no- -no pudo continuar cuando llegó una persona a decirle a Sanzu que tenía que ir a su respectiva terapia.

Sanzu mirándolo espectante antes de irse, con la intención de que captará que quería que lo dijera más rápido.

Bueno bye bye Sanzuu -se despidió alargando su nombre al final, dándole una pequeña sonrisa, una que gritaba que habría un problema- te lo diré en dos días, mañana y pasado tengo actividades para mejorar - dijo haciendo comillas en mejorar, en un tono fastidiado.

Finalmente Sanzu fue a la dichosa terapia, sabía que si quería salir debía presentar una mejora absoluta, pero no quería hacerlo, se divertía siendo como era, no quería dejar ir la sensación que experimentaba cuando sentía la sangre en sus manos.

Llegó con Miriam, su terapeuta, la persona con la que se supone debe disfrutar de contarle su vida, no era más que una hipócrita, el sabía que era su trabajo serlo, fingir que lo comprende cuando lo que busca es cambiarlo a un esclavo de la sociedad y lo que es aceptable.

Se sentó en su sitio y espero a que ella terminará de arreglar algo en su escritorio para que finalmente hablara.

Hola Sanzu -dijo con una sonrisa amigable- cómo estás?.

| ᴘsʜʏᴄʜᴏᴘᴀᴛʏ ᴏғ ᴀ ᴍᴜʀᴅᴇʀᴇʀ | [𝘏𝘢𝘳𝘶𝘤𝘩𝘪𝘺𝘰 𝘚𝘢𝘯𝘻𝘶]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora